Europa al rescate de Doñana. Más claro agua
Se nos valorará no solo por lo que hicimos sino por lo que fuimos capaces de conservar legando a las generaciones venideras
La polvareda de perplejidad y alarma levantada por la insólita presentación en el Parlamento de Andalucía de una proposición de ley de mejora de la ordenación de las zonas de regadío del condado de Huelva, con graves repercusiones en el entorno de Doñana, el pasado 11 de enero de 2022, lejos de atenuarse se acrecienta. Un nuevo actor ha entrado en la escena de este sainete. El escrito de advertencia firmado por Florika Fink-Hooijer, directora general de Medio Ambiente de la Comisión Europea, remitido al embajador de la Representación Permanente de España ante la UE, supone un salto cualitativo en la dimensión de este suceso. Y no solo por el origen de la misiva –la Unión Europea–, sino también por la claridad y descarnada crudeza de los argumentos manifestados por este órgano de la Comisión. Mucho se ha escrito, y posiblemente se escribirá, sobre este asunto pero el contenido de esta carta hace en buena medida innecesarios más aclaraciones y comentarios. Se explica por sí misma expresando, sin ambages ni sutilezas, lo que piensan en Bruselas. Dado que el documento ha sido filtrado y circula en su totalidad por las redes no hay reparos en presentar una selección literal (en cursiva) de algunas perlas contenidas en la misiva:
–«Esta propuesta supondría en la práctica la regularización de hasta 1460 hectáreas de cultivos de regadío que no cuentan con los preceptivos permisos ubicados al norte de la Corona Forestal de Doñana».
–«La contribución de la proliferación de cultivos intensivos de regadío al progresivo deterioro que varios hábitats estrictamente protegidos por la legislación de la Unión vienen sufriendo desde hace décadas en diferentes espacios de la Red Natura 2000 fue reconocida por el Tribunal de Justicia de la UE en su sentencia de 24 de junio de 2021 en el asunto C-559/19».
–«… los conocimientos científicos y técnicos disponibles proporcionan sólidas evidencias de los efectos adversos de la sobreexplotación de las aguas subterráneas sobre los ecosistemas de Doñana...»
–«… resulta cuando menos desconcertante que el Reino de España esté contemplando la adopción de medidas que agravarían la situación y pondrían en grave riesgo el propio cumplimiento de la sentencia del Tribunal de Justicia, lo cual suscita cuestiones relativas al respeto del Estado de Derecho por parte de las autoridades españolas».
-«… la aplicación correcta y en plazo del Derecho de la UE es esencial para que esta pueda mantener una base sólida y para garantizar que las políticas europeas alcancen los objetivos previstos y aporten beneficios a los ciudadanos. En este sentido, la Comisión concede gran prioridad al tratamiento de los casos en que los Estados miembros no hayan acreditado el cumplimiento de una sentencia del Tribunal de Justicia...»
-«…me veo en la obligación de advertirle que, a menos que se adopte y aplique efectivamente lo antes posible el conjunto de medidas necesarias para cumplir plenamente con la sentencia del Tribunal de Justicia mencionada anteriormente, la Comisión está dispuesta a hacer uso sin dilación alguna de cuantos instrumentos tiene a su disposición en tanto que Guardiana de los Tratados para garantizar el cumplimiento de la Sentencia del Tribunal de Justicia».
Regularización de cultivos de regadío sin los preceptivos permisos; contribución a la degradación de Doñana; evidencias científicas y técnicas de los efectos adversos de la sobreexplotación de las aguas subterráneas sobre los ecosistemas; adopción de medidas que agravarían la situación poniendo en riesgo el cumplimiento de la sentencia; dudas sobre el cumplimiento, más bien incumplimiento, del Estado de derecho; situación desconcertante… Se despacha a gusto. Todo un sonrojante brindis de «pólvora con aguardiente» de la mano de la UE. Más claro, agua.
Y es que, en lo que respecta a Doñana, parafraseando a Churchill, la era de las postergaciones, de las acciones ineficaces, de las medidas paliativas y desconcertantes, de las dilaciones, está llegando a su fin. En su lugar estamos entrando en un periodo de consecuencias. Nuestra clase política quizás debiera plantearse que el éxito es algo más que permanecer mientras se va de fracaso en fracaso sin desesperarse. Porque al final de todo no hay diferencia de resultados entre el oportunismo, la codicia y la incompetencia. En último término se nos valorará no solo por lo que hicimos sino por lo que fuimos capaces de conservar legando a las generaciones venideras.
Mientras tanto la triste realidad de Doñana se aproxima cada vez más, y de verdad, a la imagen de un auténtico paraíso, pues los únicos paraísos auténticos son los perdidos.
- José M. Fernández-Palacios es biólogo