Aviso de temporal

Hace ya cuatro años que los españoles, porque fuimos nosotros, cometimos el error de permitir que una Mi Persona sin escrúpulos ocupara la presidencia de un Gobierno amparándose en todo tipo de okupas, filibusteros y cosas peores, como delincuentes de sangre que no cabe mencionar, para conducir a España a la peor de las condiciones sociales, económicas, de prestigio y presencia internacional que jamás hubiéramos podido imaginar.

Hemos perdido cuatro años de nuestro país y, lo que es peor, de nuestras limitadas vidas, pues España prevalecerá por encima de todos nosotros, y ya va siendo hora de que se produzca una democrática pero contundente reacción para liberarnos de esas cadenas que nos lastran al vacío, aunque solo sea para que nos podamos encontrar con algo para reconstruir o restaurar que, dicho sea de paso, ya queda poco.

Los ciudadanos, quiero creer, nos hemos dado cuenta del límite empezando a ofrecer resultados de esperanza de liberación en la Galicia de siempre, Murcia, Castilla y León, Madrid, y ahora Andalucía, la inevitablemente próxima caída de Valencia y después Baleares y el resto de comunidades.

Sánchez va a perder las elecciones de forma estrepitosa y el castigo será el fin de Su Persona, el descrédito, la humillación de perder Falcon y colchón, la repulsión de toda Europa, porque en el resto ni existe, y finalmente el desprecio de todos aquellos que lo ayudaron a ser presidente pidiéndole a cambio la venta de España por parcelas y lotes.

Los ciudadanos de a pie le hemos perdido a Su Persona el respeto, por no decir el miedo. Ya no puede salir de palacio sin que le insulten, le abucheen, le golpeen su coche oficial o que un simple ciudadano ya entrado en años le espete a la cara con toda su guasa: «¿Tú vas a arreglar esto?».

Pero lo peor es que sus socios, socias y socies le abandonarán en la cuneta de su suerte después de jiñársele encima a pesar de que a costa de todos nosotros les ha hecho ricos, famosos y habrán tenido sus añitos de fama y sus momentos de gloria, aunque sean los últimos.

Pero nos vamos a encontrar un país desolado, yermo y sobre todo agotado de sufrir al que habrá que inyectar una enorme dosis de energía e ilusión para, entre todos, recuperar el esplendor ante nosotros mismos y la comunidad internacional.

Pero toda la banda que se va a ir a la calle deambulando por las cloacas de la sociedad, sin oficio ni beneficio, y son muchos, no se van a resignar como los demás estamos haciendo hasta ahora, pues ellos son los intolerantes que van a vociferar como energúmenos/as/es, a llevarse por delante todo lo que encuentren y a quemar todo lo que arda. La virulenta e indocumentada señora Lastra ya ha amenazado públicamente con tomar las calles ante los desastres electorales que se les avecinan.

Un monstruo en todos los sentidos llamado Oltra, horas después de menear sus carnes como una posesa, es obligada a dimitir entre insultos y lloriqueos sin avergonzarse para nada de los escarnios que cometió a diestro y siniestro contra Rita Barberá, Francisco Camps, Eduardo Zaplana y demás dirigentes valencianos. Las chicas del coro Montero, Belarra, Díaz, Mónica médico y madre y la asaltacapillas, todas calladitas, no fuera que se les cayera el sueldo mientras Colau acaba de destrozar lo que queda de su juguete, Barcelona, Armengol vacía los hospitales baleares porque el cáncer no habla catalán y finalmente algún día saldrán a la luz los desmanes de la señora de Su Persona que han provocado un conflicto internacional con el Norte de África.

Tendremos que ponernos a cubierto, pues el aviso de temporal es serio y empieza a soplar viento huracanado mientras los nubarrones negros y amenazantes andan revoltosos. Y ante ello no servirán de nada los paraguas.

Lo dicho. Pongámonos todos a cubierto.

• Mariano Gomá es presidente de Foro España y España Cívica