El Gobierno de la vergüenza (en funciones)
Si las cosas siguen por este camino Pedro Sánchez puede pasar de ser un escollo temporal en la buena marcha del país a un auténtico enemigo de España y de los españoles
En mi anticuada escala de valores, el asesinato a sangre fría de cientos de bebés, mujeres, hombres y ancianos a manos de sanguinarios terroristas debería ser razón más que suficiente para que la sociedad se uniera en su condena firme contra aquellos salvajes que han perpetrado esta atrocidad infecta, cobarde y sin justificación posible. Pero claro, luego me acuerdo de que vivimos en España y, además, caigo en la cuenta de que Pedro Sánchez es nuestro presidente de Gobierno. Entonces lo entiendo todo.
Ni los bebés carbonizados, ni las jóvenes violadas y asesinadas, ni los niños torturados son razón suficiente para que algunos sectores radicalizados de nuestra sociedad y del Gobierno sean capaces de abandonar su ideología y abominar sin paliativos de la actuación de un grupo terrorista cuya única misión vital consiste en erradicar a los judíos de Israel. Ellos, lo han demostrado en incontables ocasiones, solo condenan aquello que va en contra de sus propios intereses partidistas, independientemente de si el dolor, la razón y la verdad caminan por otro sentido distinto. Son hipócritas, cínicos y malvados.
Yo no sé ustedes, pero yo me quedé bastante perplejo al escuchar las reacciones de ciertos miembros del Gobierno a los atentados de Hamás en Israel. En vez de solidarizarse con las víctimas, estas personitas, que son muy chiquititas, entendieron que aquella matanza, en realidad, no era más que una estupenda oportunidad política para lanzar sus soflamas partidistas ganando así algo de protagonismo en la opinión pública. Pero no nos engañemos, el dolor de miles de familias judías les da tan igual como el dolor de las familias palestinas.
En una situación normal, y sobre todo tras sus lamentables declaraciones pidiendo llevar a Netanyahu a la Corte Penal Internacional por genocidio, Ione Belarra habría sido fulminantemente cesada por ir en contra de los intereses no solo del Gobierno y el país al que representa, sino por violentar explícitamente la política exterior común elaborada por la Unión Europea. Pero claro, como he dicho antes, este Gobierno está presidido por el poco escrupuloso Pedro Sánchez, y a él le da igual todo con tal de seguir en la Moncloa. Pero esa historia ya lo saben.
Pedro, que el primer día condenó los atentados terroristas sin atenuantes y reconoció el derecho de Israel a defenderse, cuando vio que sus socios comunistas de Gobierno se desmarcaban de su posición oficial y que en el caso de Sumar exigían el reconocimiento del Estado palestino dentro del pacto para investirlo, no tardó muchos días en abrazar la tibieza y «cambiar de opinión» asegurando en un tuit que «debemos implicarnos para construir las bases de una paz justa y duradera, que pasa por la solución de los dos Estados, Israel y Palestina, que coexistan en paz y seguridad. Algo que no sucederá si no ofrecemos un horizonte de esperanza para el pueblo palestino…». ¡Y esto lo dice mientras es presidente del Consejo de la Unión Europea!
¿Y qué decir sobre la investigación que está llevando a cabo El Mundo sobre Otegui? Al parecer, tras analizar diligencias de la Guardia Civil y declaraciones de miembros de ETA, Arnaldo Otegui podría estar presuntamente implicado en nada menos que nueve secuestros y un asesinato, entre ellos el de mi profesor Javier Rupérez. Y claro, ante estas gravísimas revelaciones, algunos cándidos pueden pensar que Pedro Sánchez ya no tiene forma ética posible de seguir negociando con los de EH- Bildu, pero los demás, los que ya conocemos la catadura moral del personaje, sabemos que, para Pedro, asociarse con criminales para alcanzar sus objetivos no supone ningún desdoro y mucho menos un impedimento. Siempre puede amnistiarlos.
Eso sí, mientras Sánchez hace cábalas sobre cómo sacar ventaja de las ignominias de su ministros y socios, los españoles, como siempre, somos los grandes perjudicados. Este Gobierno nos está cubriendo de vergüenza todos los días y, lamentablemente, nosotros permanecemos inalterables pensando que bueno, que ya pasará. Pero no se confundan, es tal la gravedad de lo que está sucediendo, que mucho me temo que corremos el riesgo de que esta vez este despropósito no acabe así como así.
La falta de escrúpulos en tiempos de calma puede pasar desapercibida, pero en tiempos convulsos como los que vivimos son un auténtico peligro. Si las cosas siguen por este camino Pedro Sánchez puede pasar de ser un escollo temporal en la buena marcha del país a un auténtico enemigo de España y de los españoles. La hora de permanecer callados ya ha pasado.
- Gonzalo Cabello de los Cobos es periodista