Palimpsesto chino
Es inevitable que China traduzca su mayor presencia económica en influencia política. China vuelve, y vuelve con fuerza
A estas alturas del siglo XXI nadie puede dudar que China ha vuelto. Si un palimpsesto es un manuscrito antiguo que se ha borrado parcialmente y sobre el que se vuelve a escribir encima, éste es el caso de la China Popular, heredera de una vieja civilización, sobre la que hoy se erige un gigante económico de proporciones inimaginables. Decía Bill Gates que sólo entre 2011 y 2013 China había fabricado más cemento que en EE. UU. en todo el siglo XX. Y como escribió el director de la CIA William Burns «China a principios de este siglo tenía un PIB de un trillón de dólares que hoy serían 15 trillones».
China es hoy líder en inteligencia artificial, 5G, drones, hipersonics y aplicaciones en la web, y compite con los Estados Unidos en todos los órdenes, desde la economía a la defensa, del espacio al ciberespacio. Y amenaza a Taiwán en lo que considera el último capítulo de la reunificación del país.
¿Cómo responde Occidente a este claro desafío chino? Desde los 70, teniéndole como socio necesario en un mundo tripolar, cuando la URSS era la mayor amenaza contra la paz. Pero 50 años más tarde esta visión ha cambiado radicalmente y ahora se ve a China como competidor, alineado con Rusia en la guerra de Ucrania (reciente visita del presidente chino a Moscú), gran beneficiado de las reglas vigentes del comercio internacional .y transgresor de los derechos de propiedad intelectual. El rearme chino ha sido muy rápido y sus presupuestos en defensa no han dejado de crecer en los últimos tiempos. Diríase que Xi Jin Ping está preparando a sus compatriotas para una «acción militar especial» sobre Taiwán.
Hay dos áreas en las que la política exterior y defensa de China han sido particularmente activa en los últimos años: la ocupación militar de islotes en el mar del sur de China y la Iniciativa de la Franja y de la Ruta (conexiones terrestres y marítimas). Estas políticas se perciben en Estados Unidos como agresivas (caso de los países ribereños en el Mar del Sur de China) o provocadoras (expansión de la Iniciativa hacia América Latina). Jonathan Hillman ha escrito «la Iniciativa de la Franja y de la Ruta es la visión más ambiciosa de la historia reciente».
Se están produciendo en Asia movimientos tectónicos que representan alineamientos que, como con la Primera Guerra Mundial, pudieran conducir a un futuro conflicto armado. Podríamos mencionar 4 ejemplos:
- La OCS: organismo de seguridad de Shanghai dominado por Rusia y China y que integra a las antiguas repúblicas socialistas soviéticas del Asia Central. En este marco se produjo en enero del 22 la intervención rusa en Kazajistán.
- El AUKUS: formado recientemente por Estados Unidos, Reino Unido, y Australia saltó a las primeras páginas de los periódicos tras la cancelación del pedido de submarinos a Francia que ahora suministrarán a Australia los Estados Unidos.
- El QUAD: es un diálogo de seguridad reciente que reúne, sin ser un grupo compacto, a Estados Unidos, Australia, Japón e India.
- Los «Cinco Ojos»: vigentes desde 1941, reúne a los pura sangre anglosajones en el intercambio de inteligencia. Formado por Australia, Nueva Zelanda. Estados Unidos, Canadá y Reino Unido.
En el ámbito comercial y político adquieren nueva notoriedad institucional o acuerdos como:
- ASEAN creado en 1967 inicialmente con países de tradición capitalista, aliados a los Estados Unidos pero que ha integrado a Vietnam, Laos, Camboya y Birmania. Es un grupo heterogéneo o «promiscuo» con reglas mucho más laxas que las de la Unión Europea y donde se evita la confrontación.
- APEC, creado en Canberra en 1989, que incluye a países a ambos lados del Pacífico. Aspira a reforzar la cooperación económica y comercial, y tras la iniciativa del presidente Clinton se han celebrado cumbres anuales a nivel de jefe de Estado.
APEC y ASEAN juegan un importante papel de entendimiento y diálogo en una región que ahora se califica de Indo Pacífico. Junto a APEC y ASEAN se han desarrollado últimamente una telaraña de asociaciones formales (Asia Pacific Community, East Asian Summit o el Acuerdo preconizado por Shinzo Abe «Comprehensive and Progressive Agreement for Transpacific Partnership», tras el abandono de Trump de la gran área de libre comercio del TPPI.
Hay pues un constante flujo de alineamientos y acuerdos, pero como dice Fidel Sendagorta, «China juega a la ofensiva». China era en 2001 el socio principal de 12 países, y hoy lo es de 125, según recoge el interesante libro Musings de George Yeo. Sin embargo, la pandemia de la covid ha contribuido a amplificar las suspicacias contra China, que no dio información veraz sobre su origen y cerró totalmente su mercado interior. La covid originó problemas graves en la cadena de suministros que perviven hasta hoy. El mundo tomó conciencia de la dependencia de los semiconductores que se fabrican en Taiwán. Y se cerró la puerta a las operadoras de G5 chinas (Huawei y ZTE).
Es inevitable que China traduzca su mayor presencia económica en influencia política. China vuelve, y vuelve con fuerza. El mundo de hoy no tiene nada que ver con el conocíamos hace sólo 30 años. Y es preciso traducir estos cambios a los intereses generales de España en nuestra política exterior, priorizando la región de Asia-Pacífico de acuerdo con su importancia actual, ya que se ha convertido en el nuevo escenario central de las estrategias nacionales.
- Gonzalo Ortiz es embajador de España