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tribunaAntonio Bascones

La sociedad desmemoriada, el Cosmos y el Caos

¿Nadie es capaz de poner un sentido racional en esta sociedad que se derrumba? ¿No hay ninguna mente preclara que pueda dirigir el barco en el rumbo adecuado? ¿Hay alguien al otro lado del teléfono?

Actualizada 01:30

Se representan claramente en la colectividad dos conceptos antitéticos Frente al caos que personifica el desorden, la falta de estructura y la imprevisión en las decisiones, está el cosmos simbolizando el orden y la armonía de la sociedad organizada. La mitología lo explica bien. Tenemos, pues, dos organizaciones opuestas que conviven al mismo tiempo y cuyo enfrentamiento está influyendo considerablemente en muchas personas que miran con estupor, no exento de preocupación, la deriva de lo que está sucediendo. No es fácil explicarlo y menos entenderlo para las mentes sencillas que buscan su realización a través de la felicidad y participación en el devenir de cada día. Es necesario dosificar el nivel de destrucción moral que se está desarrollando en cualquier lugar del planeta. Desayunamos con noticias devastadoras, almorzamos con destrucciones y bombas y cenamos con la pérdida de valores. Todo esto lleva al quebranto de esperanzas e ilusiones.

Una parte de la sociedad vive en el caos, impuesto por la política o devenido por las circunstancias adversas como es la destrucción por las inundaciones en Valencia, o bien están asentados en el cosmos donde encuentra la felicidad. Sé feliz y haz felices a los que te encuentras. Esta debía ser la máxima que nos guíe por este camino de la vida. Continuamente me relaciono con personas de diferente nivel cultural y, se diga lo que se diga, todas muestran una desazón en el devenir de España que no llegan a comprender. No son felices. En su interior muestran un desequilibrio emocional impuesto por el entorno. Tengo en mi familia varios miembros que tratan de hacer felices a todos aquellos con los que hablan. Dice mucho más una palabra agradable, una mirada, una sonrisa, una opinión en positivo, que mensajes altisonantes y desagradables.

Es verdad que, nuestro país no es una excepción, aunque pueda ser adalid en el menoscabo de valores de la sociedad, pero eso no es óbice para que podamos entender con un mínimo de cordura lo que está sucediendo. El desorden es absoluto. Se mire por donde se mire, todo es desconcierto. Regresar a un estado de más o menos tranquilidad se presenta harto difícil. Lo peor de esta situación es que las personas están nerviosas y susceptibles y por cualquier pequeña razón saltan y agreden verbalmente, sino es físicamente. Los enfrentamientos están a la orden del día y cualquier detalle de provocación imperceptible, por mínimo que sea, hacen saltar las alarmas del choque. Con ello se socavan los pilares en los que se sustentan las bases de una buena relación que manifieste bienestar y prosperidad.

En la filosofía china el ying y el yang como fuerzas opuestas, aunque complementarias, se encuentran en un constante movimiento y cambio. El caos y el cosmos, el orden y el desorden, el bien y el mal, son buenos ejemplos de esta dualidad. Todo debe suceder en un equilibrio, pero en nuestra sociedad la balanza se ha inclinado peligrosamente hacia el lado del caos y del mal. Es un sesgo preocupante que comienza con la falta de educación entre los infantes, más tarde, ya en la juventud, esta se acrecienta y cuando llegamos a la edad adulta, el caos que observamos en nuestro entorno, ya es imposible cambiar. En cualquier área en la que nos adentremos como sanidad, educación, autonomías, parlamentos, el desbarajuste es una realidad. La sociedad está desmemoriada, no recuerda lo que sucedió el año pasado, en tal o cual circunstancia, y los errores se repiten una y otra vez. Esta desmemoria contribuye a acrecentar el caos. Esto no es nada más que una clonación de lo ignominioso, una perfidia de las personas que tienen en sus manos la derrota de la nave que se bambolea a cada embestida.

¿Nadie es capaz de poner un sentido racional en esta sociedad que se derrumba? ¿No hay ninguna mente preclara que pueda dirigir el barco en el rumbo adecuado? ¿Hay alguien al otro lado del teléfono? Tampoco es necesario tener unas cualidades excepcionales. Solo con unas dosis de razonamiento sin ideología, aplicando lo mejor en cada momento, sin tener en cuenta presiones de ningún tipo, se pueden conseguir grandes objetivos. Solo pido personas razonables y normales con valores. Nada más. Como sucedió en Sodoma y Gomorra hablando de los hombres justos que pudiera haber en la ciudad. «Entonces dijo Abraham: No se enoje ahora el Señor, y hablaré solo esta vez; quizás se hallarán diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez» ( Génesis 18-32).

Todo esto nos invita a una reflexión moral de lo que está ocurriendo. Intentemos aplicar el buen juicio y obtendremos resultados positivos, hagamos de las palabras piedras lanzadas al contrario y lograremos ahondar en el caos.

¿Cuántos hombres justos podemos encontrar en España?

  • Antonio Bascones es presidente de la Real Academia de Doctores de España
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