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TRIBUNAAgustín Nuño

«Más allá de la forma de expresarlo…» ¿En serio, María Jesús?

No voy a entrar a debatir sobre el fondo de las palabras de Montero. Porque, más allá de la forma de expresarlo, lo de cargarse la presunción de inocencia no permite debate alguno. Es una auténtica cagada. Y punto

Actualizada 01:30

«Más allá de la forma de expresarlo…». Esta frase la ha pronunciado, o más bien escrito, María Jesús Montero, y pretendía ser una rectificación de una de las múltiples meteduras de pata hasta el corvejón que la ministra socialista ha vociferado durante su tournée de bajos vuelos por Andalucía, ese lugar al que Pedro Sánchez ha decidido que regrese aunque, por ahora, solo a tiempo parcial para lanzar exabruptos durante fines de semanas y fiestas de guardar.

Cuando leí este tuit de Montero, además de casi no creérmelo si no fuera quién es, estuve fantaseando unos minutos sobre si algún responsable de comunicación en su partido o en el Gobierno habrá tenido la gallardía de cumplir con su trabajo y decirle a su superiora: «Señora Montero. Usted se equivoca. La forma de expresar algo es fundamental en muchos ámbitos de la vida y la política es uno de ellos».

En realidad, ya sé que nadie del PSOE se va a mover de la foto. Eso se les da muy bien desde hace décadas. Y llevarle la contraria a la jefa, pues como que no lo veo. Pero, por si acaso hubiera alguien en este partido con un mínimo interés por hacer bien su trabajo en lo que a tareas de asesoría de comunicación se refiere, les voy a ofrecer a coste cero unos cuantos consejos para que tu discurso no vaya en contra de tus intereses.

Pero, antes de continuar, unas palabras para la protagonista de la semana: Montero, lo de las redes sociales ya sabes de qué va. Soltar lo primero que se te pasa por la cabeza no es autenticidad. Es una imprudencia o, en tu caso, una sobrada. Porque realmente das la sensación de que te crees por encima del bien y del mal. De otra forma no se explica que no hayas dimitido o, al menos, haber pedido un rotundo perdón por tu cagada al pegarle una patada a la presunción de inocencia.

Es cierto que la marca personal de María Jesús Montero está tan cascada que ya hay poco que le afecte, pero incluso en casos tan extremos como éste, antes de lanzarte a un mitin, deberías prepararte el discurso y preguntarte si te acerca (o no) a tus objetivos. Porque si es que no, mejor cállate. Y si no eres capaz de callarte, pues igual la política no debería ser tu profesión.

Ya que estamos con el tema de los mítines, aquí es donde muchos políticos que no entienden bien su profesión dan rienda suelta a una especie de emoción descontrolada que te hace entrar en una espiral en la que puedes soltar cualquier barbaridad y haces como que no ha pasado nada. No te equivoques, María Jesús, todo suma en tu marca personal y en cómo te perciben los votantes. Sí, esos a los que han insultado su inteligencia y que aún no entienden que haces los fines de semana en Andalucía.

Otro consejito que le regalo a María Jesús Montero es que evite la ambigüedad, siempre y cuando sea capaz de tal habilidad. Porque sus discursos repletos de frases hechas, eslóganes vacíos y palabras expresadas con un gran volumen, pero con escaso valor real me lleva a pensar que la ambigüedad ya forma parte de ti. Y, lo peor de todo, la disfrutas.

Por cierto. No voy a entrar a debatir sobre el fondo de las palabras de Montero. Porque, más allá de la forma de expresarlo, lo de cargarse la presunción de inocencia no permite debate alguno. Es una auténtica cagada. Y punto.

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