Muere Francisco Álvarez, el cardenal y arzobispo emérito de Toledo

Tras una larga convalecencia, el que fuera cardenal y arzobispo emérito de Toledo, primado de España, Francisco Álvarez Martínez, ha fallecido esta mañana. 

Las exequias se celebrarán el viernes 7 de enero, a las 12:00h., en la catedral de Toledo. Estarán presididas por el arzobispo Francisco Cerro Chaves. Los restos mortales del  emérito recibirán cristiana sepultura en la catedral, delante de la capilla de la Descensión de la Virgen. Más adelante, cuando la situación sanitaria lo permita, se celebrará la misa funeral en el templo primado, según señala la oficina de información del arzobispado.

La capilla ardiente, en el arzobispado, estará abierta el 5 y 6 de enero, entre las 16:00h. y las 21:00h. de este miércoles. Y el jueves 6 de enero, entre las 9:00h. y las 21:00h. el féretro con los restos mortales del cardenal Francisco Álvarez se instalará en la capilla de la Inmaculada del arzobispado. 

Esta tarde, a las 19:30h., Francisco Cerro presidirá, en la citada capilla, una celebración litúrgica de la Palabra, a la que podrán asistir los fieles hasta completar el aforo permitido por la situación sanitaria.

Sobre Francisco Álvarez Martínez

El cardenal Álvarez Martínez nació el 14 de julio de 1925 en la parroquia de Santa Eulalia de Ferroñes, Llanera (Oviedo). Cursó estudios eclesiásticos en el seminario de Oviedo, diócesis en la que fue ordenado sacerdote el 11 de junio de 1950. Realizó el Doctorado en Derecho Canónico en las Universidades Pontificias de Salamanca y Comillas (1956-1963).

Su ministerio sacerdotal lo desarrolló en la diócesis de Oviedo donde fue, entre otros cargos, secretario del arzobispo (1950-1956) y canciller del arzobispado (1957 y 1969).

Fue nombrado obispo de Tarazona en 1973 y en 1976, obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño. Estuvo al frente de esta diócesis hasta que en 1985 fue designado obispo de Orihuela-Alicante. En 1995, Juan Pablo II le ordenó arzobispo de Toledo, donde acabaría su ministerio episcopal. El Santo Padre aceptó su renuncia por edad el 24 de octubre de 2002. En 2001 fue creado Cardenal de la Iglesia católica.