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Cyprien Rugamba y Daphrose Mukasanga, en el jardín de su casa en Ruanda en 1992

Cyprien Rugamba y Daphrose Mukasanga, en el jardín de su casa en Ruanda, en 1992

La historia de cinco matrimonios que no son perfectos, pero que van de camino a la santidad

Por todo el mundo ha habido parejas que han hecho frente a las adversidades junto a Dios, aunque les haya llevado a la muerte

Un matrimonio de Ruanda, con un pasado de traición e infidelidad por parte del marido, se encuentra en proceso de beatificación ante la Santa Sede. El caso de Cyprien Rugamba y Daphrose Mukasanga, a quienes asesinaron junto a sus hijos por no renegar de la fe, es uno de los modelos de santidad que el Vaticano quiere promocionar actualmente.

El prefecto para la Causa de los Santos, Marcelo Semeraro, ha asegurado que «ha llegado el momento de hacer una teología de la santidad de pareja. No como suma de dos santos, sino como multiplicación gracias al sacramento del Matrimonio». Semeraro recuerda que el Papa Francisco insiste en recordar cómo «la familia humaniza a las personas» y que es través de la relación con otros como desarrollamos nuestra personalidad.

Cyrpien y Daphrose Rugamba fueron asesinados junto a sus diez hijos por rechazar el racismo étnico

Cyrpien y Daphrose Rugamba fueron asesinados junto a sus diez hijos por rechazar el racismo étnicoComunidad de Emmanuel

La vida de Cyprien y Daphrose en Ruanda es uno de los casos más atractivos que se han presentado esta semana en un encuentro en la Pontificia Universidad de la Santa Croce. Y es que no se trata de un matrimonio perfecto, donde todo sale bien desde el primer momento. La realidad es que Cyprien traiciona a su mujer durante años y es infiel con otra mujer, con la que llega a tener un hijo. La parte positiva es que se convierte y cambia radicalmente, gracias al conocimiento de la Comunidad del Emmanuel. A partir de ese momento pide perdón a su mujer y vive una intensa piedad eucarística que le lleva a ser también generoso con los demás, rechazando el racismo étnico que se había difundido en el país. Esta será la causa de su asesinato, junto a sus diez hijos, en 1944.

Junto a la familia rugamba, en Roma también se ha presentado el caso de la familia de Jozef y Viktoria Ulma, conocidos como los samaritanos de Markowa. Se trata de un matrimonio de campesinos, con una sólida formación cristiana, que vivieron en Polonia, muy cerca de la frontera con Ucrania. En un momento de fuerte persecución de los judíos, esta pareja con seis hijos, decidió acoger a cinco personas hebreas que buscaban refugio. Esta fue la causa de que todos ellos fueran fusilados por los nazis en mayo de 1994 y de que el matrimonio esté camino de los altares, ya que pusieron las enseñanzas del Evangelio por encima de una ley injusta, de forma heroica.

Jozef y Viktoria Ulma

Jozef y Viktoria Ulma

Algunos otros casos no son tan llamativos, pero demuestran el sacrificio en la vida ordinaria. Entre ellos está una pareja de Locri, una localidad del sur de Italia castigada por la mafia local. Allí, Franco Bono y Maria Rosaria de Angelis, médicos y padres de familia, desarrollan una gran actividad caritativa y de firmeza frente a la ilegalidad. Fruto de su implicación social, Franco llega a ser elegido alcalde, pero se ve forzado a dejarlo por presiones y divisiones internas ligadas a la corrupción. El testimonio de los dos cónyuges y su dedicación a los enfermos, en quienes veían a Jesús, ha quedado impreso en miles de vecinos.

Otra pareja de sanitarios que han sido declarados ‘Siervos de Dios’ es el matrimonio del doctor Eduardo Ortiz de Landázuri y la farmacéutica Laura Busca. El primero fue uno de los discípulos del doctor Carlos Jiménez Díaz. Sacó la cátedra por la Universidad de Granada y dejó ese puesto de prestigio para trabajar en la creación de la Clínica Universitaria de Navarra, impulsada por el fundador del Opus Dei. Su dedicación sin descanso a los enfermos, de quienes decía que «siempre tienen razón», y su profunda vida de piedad, compartida con su mujer, les llevaron a tener fama de santidad.

Eduardo Ortiz y de Landázuri y Laura Busca

Eduardo Ortiz y de Landázuri y Laura Busca

Los más avanzados como matrimonio en el camino de santidad son los italianos Luigi Quattrocchi y Maria Corsini. Fueron beatificados por Juan Pablo II en el año 2001. Su vida matrimonial empezó tras un difícil noviazgo, en el que María consiguió que Luigi aceptara a Dios en su vida tras años de abandono. La familia vive en Roma durante muchos años y durante la ocupación alemana logra ayudar a personas que necesitaban escapar a la zona libre. Se dedican a la animación parroquial y a la atención de los necesitados y varios de sus hijos son sacerdotes o religiosos.

Se trata de casos diversos, con experiencias en países distintos y con muchas dificultades superadas de forma heroica. Por ello, el cardenal Semeraro ha recordado que «el matrimonio supone una vocación exigente, no menos que otras en la vida de la Iglesia». Una realidad a la que también se refiere a menudo el Papa Francisco, al asegurar que «la vocación matrimonial es una llamada a navegar en una barca inestable. Pero en una barca en la que también está Jesús».

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