Apenas 33 euros por alumno
Los misioneros salesianos logran escolarizar a 81.000 «niños de la guerra» con menos de 3 millones de euros
Uno de cada cinco niños en el mundo vive en contextos de guerra. Y en 2024, los misioneros de San Juan Bosco han logrado que miles de ellos continúen con sus estudios
Irena tiene 10 años y vive en Ucrania. Desde que comenzó la guerra, las sirenas antiaéreas y las carreras a los bunkers forman parte de su día a día. También ir al colegio, a pesar del riesgo. «Allí me siento segura y quiero seguir yendo», dice.
Como ella, Zeida también conoce los horrores de la guerra. La de Siria, en este caso. Y tras la caída de Al Asad, una de sus mayores preocupaciones es que lleva semanas sin poder ir al colegio: «Tengo miedo por lo que va a pasar, pero no quiero dejar de ir al colegio. Quiero volver a estar con mis amigos, porque allí aprendemos, jugamos…»
Zeida e Irena son sólo dos ejemplos de los cerca de 470.000 niños que hoy viven en entornos de guerra, según datos de Unicef. En total, casi uno de cada cinco menores en el mundo vive en un contexto de conflicto armado. Pero, además, ambas pequeñas tienen otro factor en común, mucho menos aciago: tanto Zeida como Irena asisten a un colegio regido por Misiones Salesianas.
33 euros por niño
Sólo en 2024, los misioneros hijos de san Juan Bosco han logrado escolarizar a más de 81.000 niños de la guerra en 37 países y a través de 93 proyectos diferentes. Con un matiz: este récord de asistencia humanitaria lo han llevado a cabo con poco más de 2,7 millones de euros.
Es decir, que con a penas 33 euros por niño al año (en España, el coste del puesto escolar en la escuela es de unos 6.000 euros por niño), los misioneros han permitido el acceso a la educación, a la transmisión de la fe e incluso a la comida a menores que, de otro modo, se verían abocados a un futuro incierto.
La Iglesia, presente en zonas de guerra
Como explica desde Misiones Salesianas su director, Luis Manuel Moral, «las escuelas en los conflictos no sólo cumplen con su función de enseñanza de habilidades y capacidades; también son lugares donde los niños se sienten seguros, juegan, se relacionan… Son espacios de protección».
Por ese motivo, la Iglesia no sólo no abandona los escenarios de conflictos armados como Ucrania, Siria, Sudán, Gaza o la República Democrática del Congo, sino que intenta garantizar que los más pequeños continúen su vida y su formación humana y cristiana con la mayor normalidad posible.
«Alegría, estudio y piedad…»
En el caso de los misioneros salesianos, los proyectos financiados van desde la reconstrucción o construcción de nuevas aulas e instalaciones, hasta el envío de material educativo, la formación del profesorado -puesto que muchos maestros han sido movilizados al frente o han muerto a causa de la guerra-, becas de comedor o adquisición de herramientas para la enseñanza de la Formación Profesional.
Ya lo decía san Juan Bosco: incluso en las peores circunstancias, «alegría, estudio y piedad son el mejor programa para hacerte feliz y que más beneficiará tu alma».