Apariciones de Garabandal
«Benedicto XVI quería neutralidad con las apariciones de Garabandal»
Las apariciones fueron unos supuestos encuentros de la Virgen María con cuatro niñas en San Sebastián de Garabandal, desde el 2 de julio de 1961 hasta enero de 1963. La postura de la Iglesia sigue siendo objeto de polémica
Octubre es el mes del Rosario, aniversario del milagro que cerró las apariciones de Fátima en 1917, y para muchos es ocasión de recordar un fenómeno que parecía semejante; de ahí que tuviera un seguimiento masivo en la sociedad española de los años 60: las apariciones de Garabandal. La postura de la Iglesia respecto a lo allí sucedido sigue siendo objeto de polémica.
¿La Virgen en Garabandal?
Las presuntas apariciones de Garabandal fueron unos supuestos encuentros de la Virgen María, acompañados de fenómenos extraordinarios, que tuvieron lugar durante año y medio, desde el 2 de julio de 1961 hasta enero de 1963, vividos por cuatro niñas del pueblo cántabro de San Sebastián de Garabandal, seguidos de un último éxtasis vivido el 18 de junio de 1965 por una sola de las niñas, Conchita González.
Cuál fue el supuesto mensaje
En consonancia con las apariciones marianas de los últimos siglos, es una invitación a la penitencia para reparar por los pecados, y a confiar en la misericordia divina.
Por qué «supuestas»
Aunque en lenguaje corriente estos adjetivos suelen tener cierta carga negativa, en el del derecho eclesiástico solo significan que la Iglesia no ha encontrado razones suficientes para afirmar que lo sucedido sea de carácter sobrenatural, pero tampoco para negarlo.
Qué sucedió
Hubo centenares de situaciones en las que las cuatro niñas se desplazaron de forma inexplicable, literalmente volando, o avanzando marcha atrás, o subiendo sin cansarse grandes pendientes; además de devolver numerosos objetos -que se les habían entregado juntos- a cada propietario (incluso colocándolos en el dedo que correspondía, cuando se trataba de anillos), o de cumplir deseos de personas que los habían expresado solo en su interior, como el de que se les invitara a besar un crucifijo, o que se habían escondido para ver si las niñas los encontraban. Hubo otros fenómenos que solo las niñas experimentaban, como la propia visión de la Virgen o las comuniones místicas, si bien una de ellas fue visible para todos, el 18 de julio de 1962.
Qué dijo la Iglesia
A la vista de las irregularidades en los anteriores juicios eclesiásticos sobre Garabandal, con apoyo del cardenal Ratzinger, futuro papa Benedicto XVI, se organizó una comisión pontificia que expresó el 26 de abril de 1991 su parecer neutral.
Aunque el 28 de noviembre de 1992 Ratzinger pidió al obispo de Santander que publicara esa declaración de neutralidad, los sucesivos obispos no lo han hecho solemnemente, sino solo en mensajes dirigidos a particulares.
el 17 de marzo de 1967 hubo una nueva nota, emitida por el obispo Vicente Puchol, que negaba la existencia de las apariciones
¿Fue neutral la Iglesia?
No; de la neutralidad inicial de 1961 se pasó a negar, en una nota emitida el 7 de octubre de 1962, el carácter sobrenatural de las apariciones, pero el mismo obispo Eugenio Beitia volvió en nota emitida el 8 de julio de 1965, a la neutralidad, acompañándola de un elogio sobre el mensaje difundido en Garabandal. Sin embargo, el 17 de marzo de 1967 hubo una nueva nota, emitida por el obispo Vicente Puchol, que negaba la existencia de las apariciones y mensajes de Garabandal, basándose en un procedimiento que hoy resulta inaceptable.
Sobre la «condena» del obispo Puchol
Los interrogatorios a que fueron sometidas las niñas no respetaron la autoridad de los padres, que no dieron su permiso, y en cambio se dio pleno valor jurídico a las declaraciones hechas por unas menores de edad que, posteriormente, volverían a afirmar que las apariciones sí fueron verdad. Se dio por supuesto que tales declaraciones implicaban la inexistencia de unos fenómenos extraordinarios que, al margen de lo que dijeran las niñas, habían presenciado miles de personas, y de los que ahora se afirmaba que tenían explicación natural, sin decir cuál era esa explicación.
En los actos litúrgicos en la iglesia, los sacerdotes no deben afirmar ni negar la realidad de esas supuestas apariciones
La aprobación del mensaje
Al volverse a la neutralidad que había expresado Beitia en 1965, y no negar que los hechos y el mensaje sucedieron, se puede entender que vuelve a ser válido el elogio del mensaje hecho entonces por el obispo al afirmar que era coherente con la tradición de la Iglesia. El mensaje central de la Virgen de Garabandal dice así:
«Como no se ha cumplido y no se ha dado mucho a conocer mi mensaje del 18 de octubre de 1961, os diré que este es el último. Antes, la copa se estaba llenando, ahora, está rebosando. Muchos cardenales, obispos y sacerdotes van por el camino de la perdición, y con ellos llevan a muchas más almas. A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Debéis evitar la ira del buen Dios sobre vosotros con vuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con alma sincera, Él os perdonará. Yo, vuestra Madre, por intercesión del Ángel San Miguel, os quiero decir que os enmendéis. ¡Ya estáis en los últimos avisos! Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación. Pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos. Debéis sacrificaros más. Pensad en la Pasión de Jesús».
Visitas y devoción a la Virgen de Garabandal
Cada cual puede pensar y aconsejar lo que su devoción le inspire, pero en los actos litúrgicos en la iglesia de Garabandal los sacerdotes no deben afirmar ni negar la realidad de esas supuestas apariciones. Además, solo se pueden realizar actos litúrgicos en la iglesia, mientras el párroco no diga otra cosa.
Reconocimiento de las apariciones
No son conscientes de que la Iglesia ya ha cumplido con lo que la Virgen, sean o no ciertas esas apariciones, desea, que es elogiar el mensaje de penitencia que se difundió en Garabandal, y respecto al que no hay ninguna objeción.
No es positivo que las personas que creen en las apariciones apoyen las iniciativas que tratan de presentar a la Jerarquía católica como negligente respecto a Garabandal, porque primero lo esencial, elogiar el mensaje, ya está hecho, y segundo porque a los obispos ha de juzgarlos Dios, y no los hombres (salvo, lógicamente, que cometan delitos).
La opinión del clero de Santander
Es cierto que permanecen muchos de los prejuicios creados durante los «años de condena» (1967-1992), pero para resolver eso no hace falta una nueva investigación, sino que se haga pública esa declaración de neutralidad que ya pidió Ratzinger en 1992.
En cualquier caso, quien quiere estar seguro de actuar correctamente en Garabandal, debe ponerse en contacto con el párroco, don José Rolando Cabeza, cuyo correo está publicado en la página oficial de la parroquia.