INCENSE

Puede suponer riesgos para la salud de las personas con alergias y asmaGTRES

Quemar incienso puede ser igual de peligroso que el humo de un cigarrillo

Puede suponer riesgos para la salud de las personas con alergias y asma

Desde la Antigüedad muchas culturas han utilizado el incienso para prácticas religiosas y culturales. Hoy en día son muchos los hogares que queman varillas para lograr una atmósfera de relajación o para conseguir concentración a la hora de estudiar. Pero, ¿están exentos estos aromas de riesgos para la salud?

Un nuevo caso clínico que se presentará en la Reunión Científica Anual del Colegio Estadounidense de Alergia, Asma e Inmunología (Acaai) de este año en Boston advierte que la quema de incienso pueden ser un riesgo significativo para la salud tanto en adultos como en niños.

Gomeo Lam, autor principal del artículo describe el caso de una paciente de 87 años con antecedentes de asma y EPOC, que recibía oxigenoterapia y presentaba una falta de aire inexplicable: «Una historia clínica detallada reveló que quemaba incienso a diario. Le recomendamos que dejara de hacerlo pero la paciente se negaba porque quemar incienso en varillas a diario le permitía expresar homenaje y veneración por sus antepasados. Le aconsejamos que utilizara dispositivos eléctricos lo que resultó en una mejora de sus síntomas».

Los riesgos de quemar incienso

El artículo señala que quemar incienso entraña riesgos para la salud, como dolores de cabeza, disfunción respiratoria, sensibilidad dermatológica y reacciones alérgicas. Los vapores del incienso contienen carbono, azufre, óxidos de nitrógeno, formaldehído y otros compuestos volátiles aromáticos policíclicos que son cancerígenos.

Por cada gramo quemado, las partículas de materia generadas por el incienso son de 45 mg, frente a los 10 mg de los cigarrillos

«Quizás las personas que queman incienso no se den cuenta de que los miembros de la familia, incluidos los niños, que están expuestos al humo de segunda mano se enfrentan a consecuencias para la salud», afirma la alergista Mary Lee-Wong, autora principal del estudio y miembro de la ACAAI. «Al igual que el humo del tabaco, el humo de incienso de tercera mano puede permanecer en los muebles, la ropa y otros artículos, y disiparse durante meses después».

Los autores señalan que, además de las implicaciones para la salud, la combustión de incienso contribuye a la contaminación del aire y puede suponer un riesgo de incendio.

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