
Vista del río Alberche a su paso por El Tiemblo
Investigadores desmienten que el cambio climático esté detrás de las intensas lluvias de marzo en España
Aunque este mes de marzo haya resultado extremadamente lluvioso y pueda parecer inusual, «es parte de los ciclos naturales», según indican
Gran parte de España ha experimentado en marzo un episodio de lluvias inusualmente intensas. Sin embargo, algunos expertos advierten sobre la falta de base científica en las afirmaciones que vinculan este fenómeno con el cambio climático. Según la Asociación de Realistas Climáticos (ARC), las precipitaciones excepcionales de este mes se deben a causas meteorológicas poco frecuentes, sin relación con el calentamiento global.
El glaciólogo y experto en meteorología Javier G. Corripio señala que, aunque poco común, este tipo de episodios entra dentro de la variabilidad climática natural. De hecho, un reciente estudio publicado en Nature demuestra que la precipitación en los países mediterráneos ha mostrado una gran variabilidad desde 1871, sin una tendencia clara atribuible al cambio climático.
Factores meteorológicos detrás del episodio de lluvias
Javier Vinós, científico climático y presidente de la ARC, recalca que la variabilidad de las precipitaciones es muy alta en España y que, aunque un mes extremadamente lluvioso pueda parecer inusual, es parte de los ciclos naturales. Ejemplos recientes incluyen marzo de 2018 y marzo de 2024, que también registraron lluvias muy abundantes.
Según Vinós, la causa de este episodio es meteorológica y no climática. Se debe al debilitamiento del vórtice polar, lo que ha reducido la velocidad de la corriente en chorro, formando meandros. En uno de ellos, un anticiclón quedó bloqueado al norte de Islandia, mientras que otro se estableció al sur de las Azores. Este patrón permitió que las borrascas del Atlántico se dirigieran hacia la península ibérica en sucesión, provocando un «tren expreso» de frentes lluviosos.El profesor Javier del Valle, especialista en hidrología y secretario de la ARC, añade que marzo y abril suelen ser meses lluviosos debido a la creciente inestabilidad de las masas de aire en primavera. Este año, la situación se ha intensificado por el bloqueo atmosférico. A pesar de los daños materiales y personales, las precipitaciones han beneficiado tanto la vertiente atlántica como la mediterránea y han acumulado abundante nieve en las montañas, lo que garantizará reservas de agua para el verano.
Episodios históricos y tendencias climáticas
Javier G. Corripio recuerda que este tipo de eventos han ocurrido en el pasado. En las crónicas de Juan II de Castilla se documenta un episodio de lluvias torrenciales entre 1434 y 1435, con inundaciones devastadoras y una grave hambruna en toda España. En aquel entonces, el nivel de CO₂ en la atmósfera era de 280 partes por millón, mucho menor que el actual, lo que evidencia que estas lluvias no pueden atribuirse exclusivamente a las emisiones humanas.
Saúl Blanco, profesor de ecología y tesorero de la ARC, subraya que los estudios más prestigiosos, incluidos los del IPCC, no muestran un aumento claro en la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos como lluvias torrenciales, sequías o huracanes. Asegura que el impacto de estos eventos en términos de daños económicos o víctimas se debe más a la creciente concentración de población en zonas vulnerables que a un incremento en la frecuencia de estos fenómenos.
Tanto Blanco como Corripio coinciden en que un calentamiento global intenso debería, en teoría, reducir la formación de huracanes y ciclones, ya que el aumento de temperatura en los polos disminuye el gradiente térmico entre el ecuador y las zonas frías, lo que dificulta la aparición de estos fenómenos. Esta hipótesis es defendida por Richard Lindzen, físico y profesor de meteorología dinámica en Harvard y el MIT.
Por todo ello, la Asociación de Realistas Climáticos considera que las lluvias excepcionales de marzo responden a una combinación de factores meteorológicos específicos y no a un cambio en las tendencias climáticas a largo plazo.