Lolo de Juan
Lolo de Juan

Marzo y la ronda

Algo llama mi atención junto a una madroña; el primer desmogue del año, una cuerna de ocho candiles gruesos y densos. Ahora los machos se hacen corrillos y se apartan de las hembras para evitar que se les vea. Los venados necesitan su cornamenta como el rey su corona

Actualizada 11:09

Lolo de Juan

Lolo de JuanCedida

Marzo despereza con lluvias y vendavales. Comienzan las jareñas a vestir las solanas con sus flores blancas con lágrimas color carmín. Las vacas comienzan a barruntar prole en sus mugidos con ecos de parturientas. Miro el pluviómetro antes del alba, quizá es la costumbre heredada de mi padre que sale en pijama siempre a ver qué tal se portó la noche. La tierra rebosa de agua en este marzo que hace correr los arroyos prometiendo una primavera que ya tenemos casi en la mano. No ha hecho frío, eso me inquieta. Los hielos tienen que venir como tienen que venir los calores y las lluvias. Siempre oí que el tiempo que no es del tiempo, no es buen tiempo. Hay que leerlo un par de veces. Y es así. Puestos a repetir frases de viejos me ronda la mente lo de que cuando marzo mayea, mayo marcea. Y es justo lo que no debe ocurrir. Si en mayo se meten los hielos se quema la flor, la mies y la hierba. Que no mayee marzo, por Dios.

Voy a lomos de Kamikaze. Qué hermosas se ponen las yeguas presumiendo una primavera donde comen a boca llena. Las perdices van hechas pares. Comienza la época más gloriosa del campo. He visto una corza barrigona que está a boca de parir. He hecho bien en dejar los perros en casa, pues ahora no es tiempo de sacarlos para dejar el campo en silencio y sosiego, que ya ha habido meses de mucho ajetreo y castigo.

Aquí todo es más sano y más auténtico, aunque vaya la vida en ello

Algo llama mi atención junto a una madroña; el primer desmogue del año, una cuerna de ocho candiles gruesos y densos. Ahora los machos se hacen corrillos y se apartan de las hembras para evitar que se les vea. Los venados necesitan su cornamenta como el rey su corona. Las defensas les dan autoridad, poderío y presencia. Por ello ahora algún veleto mal terciado que se ha visto marginado en la pasada berrea pretende vengar vilmente a algún macho dominante. Hasta con las manos los he visto pegarse cuando no tienen astas. Los bichos montunos -como las personas- también tienen sus rencillas. Lo que pasa es que aquí en el campo hay menos envidia e inquina. Aquí todo es más sano y más auténtico, aunque vaya la vida en ello.

Lolo de Juan junto a Talibán, su fiel compañero

Lolo de Juan junto a Talibán, su fiel compañeroCedida

Repaso la alambrada que protege la siembra, en una bajera del terreno hay un paso usado de los marranos. El cereal está bien nacido y enraizado, ahora el jabalí no busca la simiente ni la hormiga, por lo que no es del todo dañino. Esta gatera la tienen de paso para meterse en las bajeras de la reforestación donde buscan topillos, trufas o alguna bellota olvidada por los arrendajos. El alambre tiene barro, lo que indica que vienen bañados de más arriba. Por el color grisáceo me figuro de dónde es. Me dirijo por el monte hacia un naciente bajo una madroña de lodos oscuros. Allí mismo tienen la baña los cochinos. Hay una vieja carbonera al lado, o eso creo yo. De invierno las piaras buscan este rodal que mira al norte. Por eso de que en invierno y en verano busca la umbría el marrano. Desconozco por qué, o quizá lo sé, pero me gusta preguntarme todo lo que ocurre. En un quejigo aprecio los navajazos de un macho dominante, seguramente el que viene con la piarilla de hembras y que tiene las pezuñas romas. No parece muy pesado —lo presumo arocho o serranillo— de esos más escuetos de nalgas y de hechura pero con más mala leche que una perra recién parida. Es viejo, lo sé porque le he cogido dos cerdas adheridas al tronco de un alcornoque y, tras limpiarlas, ya canean. El aire está sereno tras estos días de mucho movimiento. No es inteligente esperarlo en la misma baña porque aquí reboza el ábrego y nos saca seguro. Subo de nuevo a la yegua y vuelvo a la siembra por donde tienen la querencia. Ahora es mediodía y el barro está seco. Ello indica que entran pronto.

Voy camino de la casa. Llevo todo el día dando tumbos examinando vacas, siembras y floraciones. He visto los gorriatos bañándose, lo que no falla para indicar que más agua viene. Además, ayer por la tarde vi un escuerzo cruzando el camino de abajo hacia arriba, eso indica que aún lloverá más. La luna creciente no tiene los cuernos para arriba, así que amainará en corto plazo porque tras las tormentas siempre llega la calma.

Desmonto de Kamikaze y miro al cielo admirando la claridad creciente de la reina de la noche que baila con las nubes. El cárdeno del cielo deja algunos claros. Pero pinta noche agitada. En el guadarnés tengo el rifle en una esquina y un viejo poncho con muchas correrías. Recordé otra de las frases mientras preparé todo para salir justo después de cenar a seguir exprimiendo la vida:

«Cuando la noche está movida y la luna hace sombras, no es noche de espera, es noche de ronda».

  • Lolo De Juan es gestor agropecuario

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