Lope de Vega define las contradicciones del amor
La fama –más que merecida– de Lope como autor de teatro ha oscurecido su prestigio como poeta: es lógico pero no es justo
La fama –más que merecida– de Lope como autor de teatro ha oscurecido su prestigio como poeta: es lógico pero no es justo. Lope es y se siente poeta, por encima de todo. Escribe poesía como respira, con la misma naturalidad y sencillez. Por su unión de vida y poesía –dice Dámaso Alonso– se adelanta a toda la lírica europea.
La lírica y el amor
Aunque escribe algunos poemas épicos, lo más característico suyo es la lírica, la expresión de sus sentimientos. Sobre todo, del amor: amor a una mujer –a más de una, en realidad-; amor a su hijo Carlos Félix; amor a Dios, aunque se reconozca pecador.
No sorprende la enorme popularidad de este soneto, que describe con tanta brillantez las contradicciones que produce el amor. («Croce e delizia», escuchamos en La Traviata, de Verdi). Lo define con una efectista enumeración de infinitivos y de adjetivos contradictorios.
Verso inolvidable
Dos detalles lingüísticos: «liberal» (verso 2) significaba en el Siglo de Oro «generoso». En el verso 10, la palabra «süave» lleva diéresis, debe pronunciarse con tres sílabas («su – a – ve»), para mantener el ritmo.
Culmina el soneto con un verso final rotundo, lapidario, inolvidable. Evidentemente, Lope había probado el amor. Por eso, y por ser un gran poeta, sabía cantarlo con tanta precisión y belleza:
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño:
esto es amor; quien lo probó, lo sabe.
Lope de Vega.