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Brahim Ghali, Presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (SARD) y Secretario General del frente Polisario

Brahim Gali, presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (SARD) y secretario general del Frente PolisarioEFE

Brahim Gali pide a Sánchez que rectifique su volantazo sobre el Sáhara

En una decisión más que polémica, el Ejecutivo español decidió, en marzo de 2022, romper con el consenso nacional en torno al conflicto del Sáhara Occidental y reconocer la soberanía de Marruecos sobre este territorio

El líder del Frente Polisario, Brahim Gali, ha pedido a Pedro Sánchez que dé marcha atrás en el cambio de postura de España sobre la soberanía del Sáhara. En una entrevista a TVE, Gali ha denunciado que se trata de «la segunda traición al pueblo saharaui» que comete el Gobierno español.

El actual secretario general del Polisario ha declarado que para restablecer las relaciones con el movimiento, desde Moncloa, deben volver a «alinearse con la legalidad internacional» y ha recordado «la responsabilidad histórica, moral y legal del Estado español hacia la causa del pueblo saharaui».

En una decisión más que polémica, el Ejecutivo español decidió, en marzo de 2022, romper con el consenso nacional en torno al conflicto del Sáhara Occidental y reconocer la soberanía de Marruecos sobre este territorio.

En concreto, desde Moncloa reconocieron el plan marroquí como «la base más seria, creíble y realista para la resolución de esta disputa». Un giro histórica en la política exterior de España que, según confesaron los propios socios de su partido, se produjo sin consenso alguno.

Podemos, fiel defensor de la causa saharaui, criticó abiertamente la decisión tomada por el ala socialista, así como los partidos que forman la oposición, con el Partido Popular a la cabeza. Es más, los socios de coalición de Sánchez reconocieron que se habían enterado por la prensa.

Marruecos se encargó de publicitar el cambio de postura español, publicando la carta escrita por Sánchez, dirigida al Rey Mohamed VI, donde aceptaba «la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007».

Una vez hecha publica la misiva, las reacciones no se hicieron esperar. Argelia, garante de la causa saharaui y del Frente Polisario, rompió el tratado de amistad con España y congeló el comercio. Por su parte, el Polisario suspendió sus contactos con el Gobierno español.

Moncloa pretendía, a través del reconocimiento del Sáhara como marroquí, dar carpetazo a una crisis diplomática que venía arrastrando desde abril del 2021 cuando, precisamente, el líder del Frente Polisario fue ingresado en un hospital de Logroño por covid.

Marruecos denunció este acto como contrario «al espíritu de partenariado y de buena vecindad y que tiene que ver con una cuestión fundamental para el pueblo marroquí y sus fuerzas vivas».

Desde ese momento, la comunicación entre Rabat y Madrid fue prácticamente inexistente. Desde el Ejecutivo español se hicieron muchas concesiones al país vecino, como la destitución de la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya –señalada como la culpable de la llegada de Gali a España–.

Pero no ha sido hasta el volantazo sobre el Sáhara cuando Marruecos ha dado por finalizada la crisis diplomática. Aunque aún se espera que tenga lugar la Reunión de Alto Nivel entre los dos países –los próximos 1 y 2 de febrero–, cancelada en dos ocasiones, 2020 y 2021, a petición de Rabat.

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