Fundado en 1910

21 de agosto de 2024

Teresa Freixes durante la presentación del manifiesto 'Por un voto constitucionalista sin engaños'

Teresa Freixes durante la presentación del manifiesto 'Por un voto constitucionalista sin engaños'

'Por un voto constitucionalista sin engaños'

Teresa Freixes: «Diciéndole 'no' a la ley de amnistía le estamos diciendo 'sí' a Europa»

La catedrática de Derecho Constitucional es junto a Nicolás Redondo, Miriam Tey, Sergio Fidalgo y Joaquín Villanueva, impulsora de un manifiesto que pide «un voto constitucionalista sin engaños» para el 9 de junio

Para Teresa Freixes, catedrática de Derecho Constitucional, la amnistía es «la punta del iceberg», y no es algo aislado, sino que se enmarca en «un menosprecio continuo al Parlamento», que se muestra por ejemplo con el «abuso» del decreto ley. «Hay normas europeas que se ven directamente cuestionadas por esta ley de amnistía. (...) Diciéndole no a la ley de amnistía le estamos diciendo que sí a Europa», afirmó la jurista.

Freixes fue una de los participantes en el acto de presentación del manifiesto 'Por un voto constitucionalista sin engaños' que impulsó junto al exdirigente socialista Nicolás Redondo, Miriam Tey, ex vicepresidenta de Sociedad Civil Catalana, el escritor Sergio Fidalgo y Joaquín Villanueva, presidente de Consenso y Regeneración.

El acto, que se celebró en el Club Financiero de Génova, al acudieron varios representantes de la sociedad civil como Alejo Vidal Quadras o Marcos de Quinto, la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, fue presentado por el escritor Jon Juaristi. El ensayista denunció que en España se ha producido una «degeneración del sistema político», y destacó la importancia de votar en estas elecciones europeas para la «cohesión», máxime en un contexto internacional «muy inseguro» y con guerra en suelo europeo.

Freixes advirtió de que España, que hasta hace poco no estaba entre los países dentro del «club» de los «infractores sistémicos», se desliza «por la senda de la infracción sistémica» y presenta «problemas serios» respecto al Estado de derecho, porque «cada vez hay más cosas que se infringen». Además de la amnistía, también aludió, por ejemplo, a la presión que se ejerce sobre jueces y fiscales.

Como expresó, después de la norma recién aprobada en el Congreso, lo que quieren los independentistas es la autodeterminación, y aunque desconocemos el avance de las conversaciones al respecto y los socialistas se afanan hoy en decir que «no es planteable», como dijeron de la amnistía, hoy carecen de credibilidad. Así, la jurista llamó a votar «a los que no nos engañan», a los que no han aprobado la amnistía, a aquellos «dispuestos a construir Europa». «Hay que decir no claramente a aquellos que nos están destruyendo tanto a nivel europeo como interno», remarcó.

Nicolás Redondo no pudo asistir al acto, pero dejó un comunicado que leyeron ante los asistentes. En él, mostraba su oposición a los «radicalismos políticos» y su convencimiento de que «los países progresan con políticas moderadas de centro izquierda y centro derecha». Asimismo, tras enumerar los indultos, la «extirpación» del Código Penal del delito de sedición y la «banalización» de la malversación, calificó de «día negro» el día de la aprobación de la amnistía, el pasado jueves, y auguró que el referéndum será el siguiente paso. «Estamos secuestrados por una minoria insolidaria», señaló. A su juicio, en las elecciones europeas del 9 de junio «nos jugamos ser, o mejor, volver a ser sujetos protagonistas de la historia». Y subrayó: «Defender la Constitución sin engaños es defender la Unión sin reservas».

Para cerrar el acto, Miriam Tey y Sergio Fidalgo procedieron a la lectura del manifiesto, que reproducimos a continuación:

'Por un voto constitucionalista sin engaños'

«Europa, nuestra esperanza

La construcción europea ha costado mucho esfuerzo a los ciudadanos de los países que formamos la UE y España ha sido uno de los que más se ha volcado para consolidar ese marco de libertades. Las elecciones al Parlamento Europeo constituyen un hito de primer orden en el contexto actual. Más del 80% de la legislación que se aplica en España es de origen europeo.

Las instituciones europeas han sido indispensables en los años de dificultades que hemos vivido. Desde la lucha política contra los nacionalismos que han querido socavar nuestro orden constitucional hasta los mecanismos de solidaridad desplegados durante la pandemia del COVID, sin olvidar los fondos Next Generation o la vigilancia de las instituciones comunitarias en aspectos tan delicados como la Ley de amnistía y el respeto al Estado de Derecho.

La sociedad civil, a escena

Hay que recordar, en este momento, el importante papel de la sociedad civil, que ha tenido que recurrir a las instituciones europeas como garantes de nuestra libertad.

Recordemos el prácticamente millón de firmas de las campañas ‘Save spanish rule of law’ contra el deterioro del Estado de Derecho perpetrado desde nuestros gobiernos en los últimos años. O la participación activa de ciudadanos constitucionalistas en diversas comisiones del Parlamento Europeo (de Asuntos Constitucionales, LIBE o Peticiones). O cómo se hicieron llegar a la Comisión Europea numerosos informes, estudios y documentos para que conocieran de primera mano la degradación institucional en España, en el marco de su informe sobre el Estado de Derecho. Sin olvidar la participación activa de nuestra sociedad civil en la Conferencia sobre el Futuro de Europa y en la preparación del proyecto de Estatuto de Ciudadanía Europea. Ni la visita de la Comisión de Peticiones a Cataluña para constatar in situ las discriminaciones lingüísticas en la enseñanza, o la entrevista con la Comisión de Venecia acerca de las garantías del Estado de Derecho. Y la defensa de jueces, fiscales y otras profesiones jurídicas frente a intromisiones políticas. Nada de ello hubiera sido posible sin la movilización de la sociedad civil.

Además, en los últimos meses, ha habido un aluvión de actividades realizadas, en Bruselas, en otros países de la UE y en la propia España, para que se escuchara el clamor de la mayoría de la sociedad española que solo quiere que se respete la Constitución y no se elaboren leyes, como la de amnistía, negada por sus promotores hasta que se necesitaron 7 votos para la investidura y adoptada para exonerar a políticos que cometieron delitos.

La respuesta, nuestro voto

En estas elecciones tenemos que dar respuestas a los grandes desafíos que enfrentamos no sólo en el ámbito interno, sino también internacional. La guerra en Ucrania o en Israel no pueden abordarse desde políticas partidistas sino que debe imponerse una respuesta europea que encauce estos conflictos. Europa no puede involucionar para ser una mera coordinación económica, sino que debe avanzar hacia una Europa más política y más involucrada en la defensa de los valores inscritos en los Tratados. Eso es lo que solicitó masivamente la ciudadanía en la Conferencia sobre el futuro de Europa.

Por eso es tan importante decidir a quién se vota. ¿A los que frenan el desarrollo europeo o a quienes lo impulsan? ¿A los que levantan muros ideológicos guerracivilistas o a quienes quieren mantener los principios democráticos también en el ámbito europeo? ¿A los que establecen alianzas con los nacionalismos que pretenden socavar los cimientos europeos? ¿A los que nos relegan a ser comparsas de los populismos bolivarianos o reciben felicitaciones de Hamas y los talibanes?

El voto, además de ser libre, ha de ser informado y consciente. La ciudadanía europea exige rigor en los planteamientos políticos y claridad en su transmisión informativa. Si, en un manifiesto anterior solicitábamos un «voto sin engaños», volvemos a pedirlo ahora, en el contexto de las elecciones europeas del 9 de junio. Queremos contribuir a edificar Europa. El proyecto europeo es nuestra salvaguardia. Encomendémoslo a quienes pueden ser capaces de ponerlo en práctica, nos defiendan cuando deben hacerlo y aporten a Europa un bagaje demostrado con sus actos».
Comentarios
tracking