Armada El nuevo S-81 Isaac Peral, comparado con los submarinos de la Armada española en la historia
El submarino S-81 Isaac Peral ha dado mucho que hablar en los últimos tiempos. El primer buque de la flamante clase S-80 será entregado en 2023, según las previsiones. Esta clase está llamada a ser punta de lanza de la Armada y está dotada de tecnologías de vanguardia que lo colocan en lo más alto de la escala de los submarinos que España ha tenido a lo largo de su historia.
Los S-80 destacan por su propulsión anaeróbica AIP denominado BEST (Bio-Ethanol Stealth Technology), que según explica Navantia, «consta de un reformador de bioetanol para producir hidrógeno, que a su vez reacciona con oxígeno en una pila de combustible generando electricidad». Este sistema permite una autonomía en inmersión de hasta tres semanas, lo que lo hace muy difícil de detectar.
Tiene además un sistema de control de plataforma desarrollado por Navantia Sistemas que lo hace muy manejable. A continuación resumimos sus principales datos:
El S-81, en cifras
- Puede ser operado por una tripulación reducida (32 marinos y 8 plazas para el embarque adicional).
- Es capaz de alcanzar una velocidad en inmersión superior a los 19 nudos.
- Tiene una cota máxima de inmersión mayor de 300 metros.
- Tiene aproximadamente 80 metros de eslora y 7 metros de diámetro.
- Cuenta con un desplazamiento en inmersión de unas 3.000 toneladas.
El sistema de combate desarrollado por Navantia Sistemas con Lockheed Martin permite el lanzamiento de misiles tácticos de ataque a tierra. El teniente de navío Jesús Gallego Rodríguez, jefe del sistema de combate del S-81, indicó en un reciente video difundido por la Armada que el sistema de armamento es capaz de lanzar torpedos pesados de largo alcance, minas y, por primera vez en la historia de la Armada, misiles con capacidad de ataque anti-buque y con capacidad de ataque de objetivos en tierra.
Todos estos datos ya indican que el S-81 saldrá del astillero de Cartagena como una nave espacial de los mares, valga la comparación. Y aunque su largo proceso de construcción ha recibido críticas, lo cierto es que los hitos que ha ido superando lo certifican ya como un submarino de altas capacidades, a la altura de los mejores submarinos convencionales de los países de nuestro entorno.
A la hora de establecer comparaciones con otros submarinos de la Armada a lo largo de la historia, no queda más remedio que ponerlo en la balanza con la clase inmediatamente anterior, la S-70, denominada clase Agosta. Son cuatro submarinos: El Galerna (S-71); el Siroco (S-72), retirado en mayo de 2021; el Mistral (S-73), dado de baja en 2021; y el Tramontana (S-74). Estos ya viejos buques tienen un tiempo máximo de inmersión estimado en 75 horas, frente a las tres semanas del S-81; su cota máxima operativa es de 300 metros. El Tramontana, único operativo en la actualidad, dispone como armamento 4 tubos lanzatorpedos, con torpedo L5 Mod.4; Torpedo F-17 Mod. 1 y 2; y Mina MCC-23D. Los principales sensores del submarino son los sónares, tanto activo como pasivo. Además, dispone de antenas de comunicaciones, radares y periscopios.
Los S-70 españoles han participado en numerosas misiones internacionales, en concreto, en el bloqueo a la antigua Yugoslavia durante la la guerra de los Balcanes y en misiones de vigilancia en Libia y en Líbano. El submarino «Tramontana» cuenta con una dotación total de 88 mujeres y hombres distribuidos de la siguiente manera:
- Oficiales: 10
- Suboficiales: 30
- Marinería: 48
Recordemos que el S-81 Isaac Peral puede ser manejado con una tripulación reducida, fijada en 32 marinos.
Anteriormente, estuvo operativa la clase Daphne, conocida también como clase Delfín. Se trata de la serie S-60, los abuelos del S-81, submarinos de funcionamiento diésel-eléctricos. Se entregaron cuatro buques a la Armada española entre 1973 y 1975, construidos con diseño francés, «con un bulbo de prueba característico», reseña Navantia. Por eso reciben los nombres de animales marinos: Delfín, Tonina, Marsopa y Narval. Éstas tienen casi 60 metros de eslora y una dotación de 56 personas.
En cuanto a los SA-51 (Tiburón), su entrega se produjo entre 1964 y 1965. Fueron dos buques basados en el diseño del alemán tipo Hai. Eran un poco más grande que los Focas, con 18,8 metros de eslora, y con capacidad para transportar dos torpedos. Su dotación era de cinco hombres y realizaban misiones de una semana de duración.
Los SA-41 (Foca), se entregaron hacia 1963 y 1964. Eran dos buques basados en diseñó alemán y, tal y como relata Navantia, se consideraban buques de asalto y tenían menos de 14 metros de eslora. Los problemas que generaban y su escaso valor militar aconsejaron retirarlos del servicio en 1969.
La carta de Isaac Peral
«En estos últimos días he inventado, y tengo hechos todos los cálculos necesarios para la construcción de un barco torpedero submarino, que puede llevar en su interior, sin el menor peligro, los hombres necesarios para su manejo, sin que asome a la superficie del agua ni el menor rastro de dicho buque durante sus maniobras. uno o dos de estos barcos bastarían para destruir impunemente en muy poco tiempo una escuadra poderosa…». Isaac Peral escribió estas palabras en una carta el 9 de septiembre de 1885, dirigidas al almirante Manuel de la Pezuela y Lobo, ministro de Marina, informándole sobre su proyecto de «torpedero sumergible».
Este interesante fragmento es recogido en un estudio de la Armada firmado por Marcelino González Fernández, capitán de Navío. La botadura del submarino tuvo lugar el 8 de septiembre de 1888. «El casco era de acero con forma de huso de sección circular. Medía 22 metros de eslora, 2,87 metros de manga, 2,76 m de puntal, y desplazaba 77 toneladas en superficie y 85 en inmersión. Su cota máxima de inmersión era de 30 metros y su dotación, incluyendo a Peral, era de 12 hombres». En aquel momento comenzaba la era de los submarinos, una era que por ahora firma en España una nueva página con el S.81 en su recta final.