Entrevista en la Base de El Goloso
Coronel Fernando Cano: «El Ejército español está a la altura de nuestros aliados»
El jefe del Regimiento Acorazado 'Alcázar de Toledo' 61 afirma que «el nuevo 8 x8 nos va a dar mejor movilidad, mejores sistemas de protección, mejor potencia de fuego, y mejores sistemas de mando y control»
«Un carro de combate Leopardo o un Pizarro no van solos por el mundo; necesitan del resto de los apoyos de la brigada»
El Regimiento Acorazado 'Alcázar de Toledo' 61, con base en El Goloso (Madrid) está compuesto por un batallón de carros de combate de Infantería, un grupo acorazado de Caballería y una Plana Mayor de Mando. Dotado del poderoso carro de combate Leopardo 2E, el Regimiento, que forma parte de la Brigada «Guadarrama» XII, tiene la misión de estar listo de forma permanente para cualquier misión, Su coronel, Fernando Cano Artero, destaca sus valores y principios, basados en la humildad, el compañerismo y la lealtad como piedras angulares. pero también en unos medios técnicos como el Leopardo 2E, el Pizarro o el Castor caracterizados por su gran movilidad, profundidad, y potencia de fuego.
— ¿Cuáles son las principales fortalezas de la base de El Goloso?
—Nuestra misión principal es la preparación, para poner a disposición del JEMAD las fuerzas que necesite para sus organizaciones operativas y cumplir las misiones que nos exija el presidente del Gobierno y las organizaciones internacionales. Contamos con un buen campo de maniobras que nos permite hacer instrucción y adiestramiento prácticamente a diario, con muchas instalaciones de apoyo. Tenemos campos de tiro, simuladores, combate en zonas urbanizadas, zonas de campo para explosivos, circuitos de conducción... Incluso tenemos ahora una reciente posición defensiva que también se ha construido. Me gustaría añadir que la base también sirve de apoyo para la preparación de otras unidades y organismos, desde Guardia Real a unidades del Ejército del Aire, pasando por unidades de la Armada, Policía Nacional, policías locales, Guardia Civil, Unidad Militar de Emergencias...
— Además, cuenta con una vía de comunicación única...
—Efectivamente, resaltaría nuestro embarcadero. Tenemos una línea de tren «privada» que nos da capacidad de embarcar nuestros medios pesados lo más ágilmente posible para desplegar rápidamente en aquellos campos de maniobras de otros puntos de España donde vayamos a hacer ejercicios.
—¿Qué papel juegan los Leopardo y los Pizarro?
—Nosotros somos una unidad pesada, heredera de las unidades acorazadas del Ejército de Tierra. Y, desde luego, la columna vertebral son nuestros carros de combate. La brigada es un único sistema de combate y todos contribuyen, se sincronizan y se apoyan mutuamente. Un carro de combate Leopardo o un Pizarro no van solos por el mundo; necesitan del resto de los apoyos de la brigada. Todas las piezas contribuyen al mismo propósito y somos una máquina engrasada que funciona de forma conjunta.
La triada acorazada
—¿Cuál es la misión del helicóptero en este engranaje?
—Aquí siempre hablamos de la triada acorazada: el carro de combate, el Pizarro y el helicóptero de ataque, que conforman el núcleo principal de las unidades. El helicóptero de ataque, por supuesto, no es parte orgánica de la Brigada, pero cuando se constituyen las formaciones y los agrupamientos tácticos, normalmente contamos con apoyo de helicópteros. Eso es lo que supone al final el elemento principal. Pero insisto en que se trata de coordinar las capacidades de combate y de apoyos al combate para que funcionen como un elemento único.
—¿Habrá vehículos de combate 8x8 Dragón en la base de El Goloso?
—El 8 por 8 es un elemento fundamental en esa transformación que estamos acometiendo las Fuerzas Armadas con vistas a 2035. Para lograrla, el Jefe de Estado Mayor del Ejército nos ha impuesto unas coordenadas, una brújula que señala hacia la transformación digital, logística y de liderazgo, el mando orientado a la misión. Para esa transformación en esa fuerza nueva, requerimos de un nuevo vehículo que nos dé esas capacidades. Por lo tanto, en esta brigada, el Dragón va a sustituir a los vehículos de caballería a lo largo de los próximos años. Nos va a dar mejor movilidad, mejores sistemas de protección, mejor potencia de fuego, mejores sistemas de mando y control. En definitiva, es un paso muy importante y muy necesario para seguir acometiendo esa transformación que el Ejército necesita y que tenemos que acatar.
—En el marco del proyecto Fuerza 35, ¿hacia dónde va nuestro ejército? ¿Se está modernizando lo suficientemente como para estar al día en relación con otros ejércitos?
—Rotundamente sí. Rotundamente sí. El Ejército lleva desplegando en misiones internacionales desde los años 90, lo que nos ha hecho constatar que estamos a la altura de nuestros aliados. Lo hemos demostrado sobradamente durante estos últimos 30, 40 años y lo seguimos demostrando. El objetivo de alcanzar el objetivo de Fuerza 35 está en consonancia con esta evolución de los aliados, como digo, y de las necesidades de las amenazas actuales. Realmente consideramos que estamos capacitados para cumplir con las misiones que se nos encomienden en un futuro cercano.
El factor humano
—El componente humano es clave. ¿Qué capacidades destacaría de los militares a su cargo? Cuáles son las cualidades que se requieren para estar aquí?
—El factor humano es la clave. El Ejército de Tierra, como reza nuestro lema, es el ejército de los valores, la fuerza de los valores. Y al final, es en esos valores donde residen esas cualidades humanas. Yo siempre digo que no hace falta ser un Superman para para estar en una acorazada. Todo el mundo puede llegar a ser un buen soldado en la Brigada XII. Lo que se requiere es, en definitiva, ilusión, ganas de aprender. Y, una vez dentro de la Brigada, se van inculcando unos valores que yo creo que nos definen. En primer lugar, la humildad. Nosotros somos humildes en el sentido de que no nos consideramos los mejores, sino que sabemos que necesitamos del apoyo de todos los demás, aunque nuestro trabajo lo hacemos bien. Esa humildad de ser capaces de sacrificarnos por los demás. Me gusta hablar en este sentido del espíritu carrista y de un reglamento táctico de infantería del año 28, que destacaba que el mayor orgullo para un infante debía ser pertenecer a las unidades de carros. ¿Por qué? Porque eran las que se sacrificaban por el resto de sus compañeros de infantería en el combate. Eso me lleva un poco a ligarlo con esta idea de humildad.
—El soldado y la máquina mantienen una relación indisoluble...
—Las unidades mecanizadas de carros necesitan de una gran dedicación al mantenimiento. Tenemos una preocupación permanente por los medios y por los materiales. Es un valor que tenemos inculcado en sangre. No vamos a ningún lado solos. Porque necesitamos nuestro vehículo, necesitamos nuestro armamento pesado con nosotros, para cumplir las misiones. A mí me gusta también destacar el compañerismo. Aquí nos ayudamos unos a otros. Cuando uno falla, está el otro para ayudar y al revés. Y también destaco la lealtad. Esa lealtad mutua que se debe tener entre compañeros, por supuesto, pero también entre subordinados y cuadros de mando.
La larga preparación de un despliegue
—¿En qué consiste la preparación de un despliegue como los de Letonia o Líbano?
—La Brigada sigue un ciclo de instrucción que es muy exigente y que está perfectamente programado. Cuando se va a desplegar una misión, los preparativos comienzan seis meses antes en términos generales. Es un ciclo exigente, sobre todo conforme se va acercando el momento, pero nos encontramos siempre sobradamente preparados. Como he dicho antes, a lo largo de las misiones que nos asignan nos comparamos con nuestros compañeros y aliados y no tenemos nada que envidiarles. Me gustaría resaltar, por ejemplo, que durante el último despliegue en Letonia, quedamos primeros en una competición internacional de tiro de unidades de carros de combate. Y en esa competición participan carros de combate de los países de nuestro entorno de primera línea. Estoy hablando del carro de combate norteamericano Abrams. O del Challenger británico... En fin, eso da una muestra de que nuestra preparación, que es progresiva, sistemática y continua, ofrece resultados.
—¿Cuáles son los retos que tienen que abordar ante el horizonte del año 2035 que se han marcado?
—Yo destacaría la transformación digital y la gestión por procesos, otro gran reto al cual nos vamos a tener que que ajustar, que es también un cambio de mentalidad corporativa y organizativa muy importante con la llegada al nuevo material: fundamentalmente los Castores y el 8 por 8, que suponen una transformación no solo en la capacidad de combate en los procedimientos, sino también en la gestión logística.