Seminaristas en la Catedral de Córdoba

Seminaristas en la Catedral de CórdobaÁlvaro Tejero

Las claves de la diócesis que se va a encontrar el nuevo obispo de Córdoba

Monseñor Jesús Fernández conocerá el peso de los movimientos seglares en la capital y en la provincia

El primer impacto de su nueva diócesis se lo va a llevar monseñor Jesús Fernández el mismo día que tome posesión de la sede de Osio. El 24 de mayo es la primera jornada de la Feria de Nuestra Señora de la Salud y, a lo mejor, llegan hasta la Catedral las sirenas de los cacharritos y el sonido de los cascos de los caballos que marchan hacia el recinto de El Arenal.

Pero todo esto no es más que un decorado efímero y lúdico tras el que se encuentra una diócesis con la que, como reconocía ayer su predecesor, Demetrio Fernández, «le ha tocado la Lotería». Y es así, porque el trabajo realizado en los últimos años ha conseguido conformar una Iglesia local compacta y que produce sus propios frutos a través de las 232 parroquias repartidas por toda la geografía provincial.

Los tiempos que corren no son propicios para descuidarse lo más mínimo en el timón de la Iglesia, porque los retos que se producen en todos los ámbitos también tienen aquí sus desafios. El desapego eclesial, la secularización creciente de la sociedad, la facilidad para el daño reputacional, el relativismo o el hedonismo, entre otros, van de la mano de las denominadas religiones sin Dios, como el nuevo feminismo, el ecologismo o el animalismo, que captan a la juventud con nuevos dogmas, nuevos predicadores, nuevas doctrinas que, precisamente, se sitúan frente a la Iglesia Católica.

Los movimientos eclesiales

Demetrio Fernández ha repetido en varias ocasiones que el principal activo de la diócesis de Córdoba son los seglares que, a su vez, son el mejor antídoto contra esas nuevas corrientes sociales. Cualquiera, a simple vista, puede pensar en el colectivo cofrade por ser el más numeroso y que es el que mejor articula la sociedad cordobesa, desde la capital hasta el más pequeño de los pueblos. Pero junto a las hermandades hay movimientos más veteranos, como los Cursillos de Cristiandad, el Movimiento Neocatecumenal o la Adoración Nocturna, junto a otros más recientes que gozan de extraordinaria pujanza, como el caso del Camino de Emaús, Effetá o Hakuna. Todos ellos movilizan a un porcentaje importante de la población.

Pese a esta pluralidad de carismas, el cofrade es el más numeroso. El obispo Juan José Asenjo repitió en varias ocasiones que las hermandades eran el mejor dique de contención contra el secularismo. Esto lo ha sabido ver también Demetrio Fernández y lo comprobará Jesús Fernández en cuanto comience a conocer la diócesis. La actividad de las parroquias es direcrtamente proporcional a la vida cofrade que alberguen.

La importancia del Seminario

Esta singularidad, que el nuevo prelado contratastará con las diócesis de Santiago de Compostela o Astorga, sus anteriores destinos tiene su reflejo también en el clero cordobés, con una edad media por debajo de la media de España. Las ordenaciones no vienen a cubrir las bajas que se producen cada año, pero la diócesis de Córdoba puede presumir del buen estado de salud de su Seminario.

En la actualidad hay 34 seminaristas en el Seminario Mayor de San Pelagio y 13 en el Seminario Menor, a los que hay que sumar los 12 del Seminario Redemptoris Mater del Camino Neocatecumenal. Mientras en otras diócesis españolas cierran o fusionan seminarios, en Córdoba hay unos datos que en términos relativos sitúan a la diócesis entre las primeras de la nación.

Este resultado no se improvisa de un día para otro sino que es fruto del trabajo de muchos años. En las dos últimas décadas se ha consolidado este fenómeno, que venía de años atrás, gracias al celo de los dos últimos obispos, Juan José Asenjo y Demetrio Fernández. Ambos pasaron en su momento por el Seminario de Toledo siendo el cardenal Marcelo González arzobispo de dicha archidiócesis y eso deja huella.

Las cuentas de la diócesis

La diócesis de Córdoba cuenta con un presupuesto que se equilibra en torno a los 27 millones de euros. El grueso de los ingresos, unos 9,3 millones de euros, proceden de las aportaciones de los fieles y sólo seis millones de la asignación tributaria. En los gastos, la mayor partida, con nueve millones, es para las acciones pastorales y asistenciales, seguida de las retribuciones del clero, que son 3,4 millones de euros.

Monseñor Jesús Fernández llega a Córdoba en la recta final del Año Jubilar de San Pelagio que se encargará de clausurar el 26 de junio. Además, la programación de la Catedral está cuajada de actividades por el Año Jubilar de la Esperanza. En septiembre tiene la Magna de Lucena y en octubre el Vía Crucis Magno en la capital.

Además, al nuevo obispo le tocará rematar los trámites para el reconocimiento de la santidad de Osio, una figura brillante de la diócesis sobre la que se abrirá una exposición el 6 de abril y habrá un congreso en junio.

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