El motivo por el que a Don Juan Carlos le molesta que le llamen Rey emérito

El Rey Juan Carlos se encuentra ya de regreso en Abu Dabi, tras su segunda visita a España, que ha concluido de forma discreta, tal y como él deseaba. Sin ofrecer declaraciones, ni generar demasiados titulares, porque no debería haber nada de extraordinario en que viaje a su país cuando considere oportuno. Es un ciudadano libre, con todas las líneas de investigación seguidas contra él archivadas, sin que la Fiscalía Anticorrupción pudiera formular ninguna acusación en firme.

El Rey pasó cinco días en Sanxenxo y dos en Vitoria, donde aprovechó para hacerse un chequeo médico y citarse con su odontólogo de confianza Eduardo Anitua. Posteriormente, tomó su avión y puso rumbo a Emiratos. Una visita que ha transcurrido con total normalidad y en la que sus amigos le han vuelto a mostrar su cariño. Una normalidad que allana el camino de próximas visitas.

La prensa una vez más vuelve a referirse al Rey Juan Carlos como emérito, una denominación incorrecta y que le molesta profundamente. Don Juan Carlos tiene vitaliciamente el uso con carácter honorífico del título de Rey con tratamiento de Majestad, según se dispone en el BOE.

También conviene examinar el significado de «emérito». En la primera acepción de la RAE se puede leer: «Dicho de una persona, especialmente de un profesor: Que se ha jubilado y mantiene sus honores y alguna de sus funciones».

La definición de emérito se aplica sobre todo en el área docente y eclesiástico. El significado de emérito es habitual en las Iglesias cristianas para dar título al cargo que posee un obispo emérito, donde es apreciada la transferencia de un obispo al estado de emeritazgo, por lo que se le anulan todas sus responsabilidades pastorales, pero aun así puede continuar oficiando misas.