Lo que el Rey Felipe VI vio en Doña Letizia y no en sus otras novias

El pasado viernes, los Reyes de España recrearon una imagen que pasará a la posteridad por su significado: la de la primera vez que se saludaron ante las cámaras de televisión, simulando no conocerse, en la gala de los Premios Princesa de Asturias de 2003. Por aquel entonces, la pareja llevaba más de un año manteniendo en secreto una relación sentimental que, en cuestión de días, no solo se filtró a la prensa sino que fue formalizada por Casa Real menos de dos semanas después con una pedida de mano celebrada en Zarzuela el 6 de noviembre. Como no podía ser de otra manera, aquel anuncio de compromiso culminó con una gran boda el 22 de mayo de 2004.

El matrimonio real se conoció en una cena que el periodista Pedro Erquicia organizó en su casa. Al parecer, la química entre ambos surgió nada más conocerse, pero no fue hasta meses más tarde cuando volvieron a verse tras una llamada de Don Felipe de Borbón a la Reina Letizia. Fue entonces cuando su relación comenzó a volverse más estrecha, pero, lejos de cometer los errores del pasado, el heredero al trono de España y la presentadora de informativos de Televisión Española decidieron mantener su romance en la más estricta intimidad. Y es que, con ella, se prometió no seguir los mismos pasos que había llevado a cabo con sus anteriores parejas.

Si hubo tres mujeres que marcaron la vida de Felipe VI antes de que este conociese a la actual Reina, éstas fueron Isabel Sartorius, Gigi Howard y Eva Sannum. No obstante, ninguna de ellas fue considerada como novia formal del que era Príncipe de Asturias por Zarzuela a pesar de las pruebas gráficas que existían de ello. Fueron multitud de imágenes las que se publicaron de sus noviazgos, que nunca fueron bien vistos por el Rey Juan Carlos y la Reina Sofía.

La primera en llegar a la vida de Felipe fue Isabel Sartorius. Ambos se conocieron en Mallorca en el verano de 1989 cuando el futuro Rey tan solo contaba con 21 años mientras que la hija del marqués de Mariño había cumplido los 24. Fue tal su flechazo que comenzaron una relación en secreto, aunque poco después se veía sorprendida por los paparazzis cuando ambos se encontraban a bordo de una lancha. Sin embargo, la presión de la prensa sobre la joven y la no oficialidad de su relación, ya que Casa Real consideró que eran demasiado jóvenes para pensar en nada serio, motivaron la ruptura entre ambos solo dos años después.

El segundo amor que se le conoció a Felipe fue la modelo Gigi Howard. La pareja se conoció mientras el hijo de los Reyes estaba cursando sus estudios en Georgetown, Estados Unidos. Para entonces, corría el año 1995 y el hoy Monarca ya tenía 27 años. De nuevo, las fotos que se captaron de ambos en una isla del Caribe no sentaron nada bien en Zarzuela. A pesar de ello, Felipe y Gigi no se ocultaban y fueron fotografiados en varias ocasiones por las calles de Manhattan e incluso en Madrid. Pero el amor no duró lo esperado: al año siguiente ambos ponían fin a su relación.

Y más polémico sin duda fue su noviazgo con Eva Sannum, que se prolongó en el tiempo durante casi cuatro años. Ambos se conocieron en 1997 y jamás hicieron oficial su relación, pero lo cierto es que la modelo noruega parecía ser la definitiva en la vida del futuro Rey, por lo que se plantearon debates públicos acerca de si era la persona idónea para compartir con él el trono de España. Sin embargo, la joven no llegaba a convencer del todo ni a su familia, ni a los políticos de la época ni a la opinión pública. Así, el 14 de diciembre de 2001, el Príncipe de Asturias anunciaba que, «por razones estrictamente personales y particulares», cada uno seguiría su camino en la vida. Y así fue.

Con esta ruptura, el hoy rey de España decidió que la próxima vez sería distinto. Y tanto que lo fue. Según la periodista Pilar Urbano, Felipe VI le llamó días antes de su boda para contarle que sus padres estaban de acuerdo con la decisión que había tomado de casarse con Letizia, aunque lo cierto es que, con ella, las directrices que siguió fueron siempre diferentes para que, al fin, pudiese formalizar su relación con la persona de la que se había enamorado y formar así una familia.