369 días de guerra en Ucrania
El factor bielorruso o cómo evitar que Lukashenko se una a las tropas de Putin en Ucrania
La OTAN tiene desde hace meses la mirada puesta en cómo evitar que Bielorrusia se convierta en un país beligerante de pleno derecho en esta guerra
bielorrusia no sólo sirvió de base a las tropas rusas mientras se preparaban para invadir Ucrania, sino que permitió el lanzamiento de misiles rusos desde su suelo y abrió sus hospitales a los soldados rusos heridos en combate.
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Ahora hay indicios de que Bielorrusia podría implicarse directamente en la guerra: las tropas bielorrusas parecen estar preparándose para su despliegue, y funcionarios estadounidenses han advertido de que podrían cruzar a Ucrania en cualquier momento, abriendo otro frente que complicaría las cosas a Kiev.
La OTAN tiene desde hace meses la mirada puesta en cómo evitar que Bielorrusia se convierta en un país beligerante de pleno derecho en esta guerra. Una invasión bielorrusa no es una conclusión descabellada, se lleva temiendo desde el inicio de esta contienda y los estrategas occidentales no han dejado de preocuparse por esta hipótesis.
Los más agresivos analistas consideran que, «a menos que las naciones occidentales impongan sanciones más duras a Bielorrusia, posicionen tropas adicionales de la OTAN a lo largo de la frontera occidental del país como medida disuasoria, las tropas bielorrusas pronto podrían estar luchando junto a sus amigos rusos en Ucrania».
Otros observadores, en este punto del conflicto, ofrecen análisis más tranquilizador: es verdad que hay tropas rusas a lo largo de la frontera entre Ucrania y Bielorrusia, pero «la situación allí está bajo control», no se trata de «fuerzas de ataque» e, incluso, en la Conferencia de Seguridad de Múnich, Zelenski, afirmó que, en estos momentos, «no existe un riesgo elevado de que Bielorrusia se una a la guerra contra Ucrania».
Lo cierto es que una virtual anexión de Bielorrusia, con quien ya forma una agrupación militar conjunta, fortalecería la posición de Rusia en este conflicto pues aproximaría sus fuerzas militares a las de su avanzada en el Báltico en la región de Kaliningrado, la antigua Prusia Oriental, que se anexionó Rusia tras la Segunda Guerra Mundial.
Este enclave, en el extremo occidental de Rusia, no comparte fronteras con el territorio ruso continental y limita con el mar Báltico, en el norte, al este con Lituania y con Polonia, en el sur. Su extensión territorial es de cerca de 15.000 kilómetros cuadrados, y cuenta con una población aproximada de medio millón de personas. Su capital la antigua Königsberg, ahora Kaliningrado da nombre al conjunto de la región.
Al compartir fronteras con Lituania y Polonia, países miembros de la UE y la OTAN, los misiles nucleares rusos estacionados en este enclave Kaliningrado pueden alcanzar las principales capitales europeas. Además, las fuerzas navales y militares allí ubicadas consideran los expertos, que son uno de los principales valores del Ejército ruso. Está su base naval del puerto de Baltisk, en la bahía de Gdansk, y un elevado contingente militar desplegado en la región.
Esta avanzada militar rusa dista menos de 100 km de Bielorrusia en la delgada franja que va desde la población polaca de Suwalki, en plena frontera entre Lituania y Polonia, hasta Kaliningrado. Si se iniciase una confrontación abierta con la OTAN para Rusia sería una gran ventaja ocupar este pasillo y tener a Bielorrusia activamente de su lado pues uniría a sus tropas desde el mar Báltico hasta Ucrania.
Este corredor de Suwalki, previsiblemente, podría ser ocupado con gran facilidad por Rusia y de ser así Lituania, Letonia y Estonia quedarían en una situación comprometida junto con Polonia. Dificultando el auxilio de sus socios de la Alianza Atlántica.
Para algunos asesores militares Estados Unidos y sus aliados deberían utilizar esta incertidumbre, que hay en el momento, en su beneficio. La OTAN debería aumentar su presencia en la frontera occidental de Bielorrusia, realizar maniobras militares, con adiestramiento de unidades y fuego real. Una demostración de fuerza para disuadir cualquier posible plan entre Moscú y Minsk.
Asimismo, muchos asesores occidentales, piensan que es oportuno aumentar la presión económica y militar sobre el régimen de Lukashenko para minimizar el riesgo de una implicación bielorrusa que propiciaría una peligrosa escalada. Pero que se debe actuar con rapidez.
La implicación directa de Bielorrusia conllevaría, sin duda un altísimo riesgo de implicación, también directa, de la OTAN en el conflicto.