La diferencia de votar o abstenerse
A más participación tiene más posibilidades de repetir como presidente Fernández Mañueco, mientras que con una alta abstención se abre paso la vía del «sanchista» Tudanca
Titula La Vanguardia en portada que «Cataluña paga el 45 por ciento del impuesto de patrimonio de toda España». En un detallado informe el periódico barcelonés nos recuerda que «el 45,4 por ciento de toda la recaudación del impuesto de patrimonio del periodo 2014-2019 fue ingresado por contribuyentes residentes en Cataluña. Fueron algo más de 2.900 millones de euros de una recaudación total superior a los 6.400 millones. En ese mismo período, los residentes en Madrid se ahorraron como mínimo 5.200 millones gracias a la bonificación del 100 por cien de los impuestos de la comunidad». Madrid, señala el diario, es la única comunidad que no ingresó nada por el impuesto de patrimonio y junto a la bonificación de otros tributos como sucesiones y donaciones, ha provocado la fuga de grandes contribuyentes hacia la capital de España.
Eché de menos en el detallado informe una justa y conveniente reprobación a los gobiernos separatistas de Cataluña, culpables directos del agravio impositivo y también a los catalanes que los votaron sabiendo de su voracidad fiscal. No encontré ninguna crítica a la pulsión confiscatoria de una Generalitat que en lugar de imitar a Madrid y beneficiar a sus administrados para evitar que se fuguen a los predios políticos de Isabel Díaz Ayuso, pretende, por el contrario, que el Gobierno social-comunista de Sánchez, con la excusa eufemística de una armonización fiscal, fastidie a los madrileños. El objetivo es que paguen más para equipararlos a catalanes y valencianos que soportan la mayor presión fiscal de España. Sarna con gusto no pica y si catalanes y valencianos pagan más que los madrileños o andaluces es porque así lo han querido al votar mayoritariamente a gobiernos separatistas en Cataluña o del Botanic en Valencia que conforman socialistas, populistas y comunistas.
Conviene, además, recordar que el gravamen a la riqueza es un tributo que solo se apoquina en España, Suiza y Noruega. No existe en el resto de países europeos y merced a las políticas de bajos impuestos que aplican los gobiernos del PP, los residentes en la Comunidad de Madrid se libran de abonarlo. Con razón, Isabel Díaz Ayuso ha convertido este asunto en un «casus belli» contra Pedro Sánchez ante la posibilidad de que, obligado por sus peajes a ERC para seguir en la Moncloa y algún guiño a su correligionario Ximo Puig, pretenda imponer a los madrileños esa subida impositiva que supondría, por otra parte, un atentado constitucional y estatutario a su autonomía fiscal.
Es oportuno recordar que en una democracia, por más obvio que resulte, somos los ciudadanos quienes elegimos a los que nos gobiernan con sus políticas educativas, sociales, económicas, fiscales, culturales, etc., y que los madrileños, precisamente por esa razón, respaldaron masivamente en las urnas las defendidas por Isabel Diaz Ayuso y el PP.
El domingo los castellanoleoneses elegirán entre el respaldo al popular Alfonso Fernández Mañueco al frente de la Junta de nuevo, con el posible apoyo de Vox, o apostar en Castilla y León por un Ejecutivo social-comunista a imagen y semejanza del de Pedro Sánchez. Son unas elecciones en las que la abstención puede condicionar sustancialmente el resultado y decantar la gobernación de la comunidad hacia una u otra opción. Según refieren los expertos en demoscopia a más participación tiene más posibilidades de repetir como presidente Fernández Mañueco, mientras que con una alta abstención se abre paso la vía del «sanchista» Tudanca, lo que supondría el refrendo a las políticas de Pedro Sánchez y sus alianzas con el separatismo y los herederos políticos de ETA . Porque el domingo también se vota en Castilla y León la indignidad del Gobierno de Sánchez y sus concesiones a los presos terroristas sobre los que el candidato socialista por Burgos, Luis Briones, ha dicho que hay que saber perdonarlos. Ha pedido perdonar a los verdugos que derramaron la sangre de cerca de 1.000 inocentes en España. ¿Avalarán los castellanoleoneses en las urnas la ignominia perpetrada por este candidato socialista?
Gandhi dijo que «si hay un idiota en el poder es porque quienes lo eligieron están bien representados». El lunes habrá ciudadanos insatisfechos que no se verán representados por el gobierno que salga de las urnas y expresarán su contrariedad tras haber votado y no triunfado la opción política que apoyaron. Estarán, sin embargo, menos legitimados para comentar su disgusto si se quedaron en casa y ayudaron con su abstención a que formaciones políticas contrarias a sus intereses personales y colectivos ganaran las elecciones. Y esto, que es más simple que el mecanismo de un botijo, es aplicable a todos los votantes, sean de derechas, de izquierdas o mediopensionistas.