Fundado en 1910
Perro come perroAntonio R. Naranjo

Sánchez cogobierna de nuevo

Sánchez resucita la cogobernanza que ya conocimos: él se queda la vacuna y encasqueta al resto el virus. Feijóo, Ayuso, Moreno y compañía no deben creerse nada que salga de esa boquita

Actualizada 03:51

Sánchez ha ido más veces a La Palma en dos meses que a un hospital de pandemias en dos años, lo que en sí mismo le delata: nadie me va a echar la culpa de la erupción de un volcán, viene a decirse, pero como aparezca por La Paz me ponen mirando a Logroño a la salud de aquel 8M de 2020, cuando aposté por animar a las chicas a llegar «solas y borrachas» a casa y las terminé ingresando en una UCI «enfermas e intubadas».

Allí ha vuelto a ir para reunir a la Conferencia de Presidentes, que recuerda un poco a aquellos programas como 300 millones o Gente joven que tanto exhibían el folclor patrio por mera diversión antropológica.

Para Sánchez, la España de las autonomías consiste en dejarse atracar por el País Vasco, Navarra y Cataluña; atracar a Madrid y un poco a Andalucía y pedirle al resto que toque la bandurria, sirva morteruelo o baile una muñeira.

En La Palma, potencial escenario de la versión de Yo Claudio que va a tener el cuajo de grabarse nuestro Atila para sentirse Kennedy; Sánchez ha puesto en marcha nuevamente el peor de sus recursos, descrito con precisión por ese profeta de la distopía que fue Huxley: «Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje».

El presidente intenta volver a la célebre «cogobernanza», el mecanismo estrenado al desbordarle la pandemia que consistió, básicamente, en trasladarle el virus a las comunidades y quedarse él con la vacuna.

O en privatizar los Fondos Europeos mientras clamaba por el consenso con la oposición. Y siempre con James Rhodes cerca, tocando el piano, si acaso se puede llamar así a lo que él hace con el mismo instrumento que Chopin.

Ahora quiere encasquetarles la crisis, que ya existía, y hacerles cómplices de su nuevo relato: todo lo malo que nos pasa es por la guerra. Y todo lo que sea incapaz de arreglar, también.

Sánchez nunca busca soluciones: lo suyo es fabricar coartadas y señalar cabezas de turco para salvar el trasero y endosarle sus estropicios a un culpable verosímil: España ya estaba en escombros cuando llegaron los misiles a Ucrania y, pese al bombardeo, Sánchez se dedicó a elevar el gasto público; aumentar las pagas y los subsidios; subir los impuestos e intentar untar a todo segmento poblacional necesario para consolidar sus expectativas electorales.

Ahora todo eso se desploma porque nunca fue estable. Y Sánchez busca pagafantas que se hagan cargo de la cuenta mientras él pergeña su nuevo eslogan, imposible de mejorar al «Salimos más fuertes» que obliga a Feijóo, Ayuso, Moreno o López Miras a no creerse nunca, hasta el fin de los tiempos, nada que salga de esa boquita.

comentarios
tracking