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HorizonteRamón Pérez-Maura

Sánchez abrazado al tirano

Mientras Sánchez coquetea con el dictador, el mundo libre se reúne en torno a Biden donde España no tiene presencia. No han contado con nosotros. Y si contaron y preferimos ir a ver al sátrapa de Pekín, peor todavía

Actualizada 01:30

Este jueves es un día relevante para como dicen en mi tierra montañesa saber «cómo están los bolos pinaos». El empeño de nuestro ministro Albares, por siempre Napoleonchu, de llevar a España a la deriva nos ha hecho quedar en evidencia ante el mundo entero. Moncloa nos ha vendido lo especial que es que el tirano chino Xi Jinping reciba a Sánchez como primer invitado después de su larga visita de tres días a Moscú para tener prolongadas conversaciones con el otro gran tirano, Vladimir Putin. Lo que Moncloa vende como un honor es en realidad que el presidente del Gobierno español ha aceptado lo que no quería nadie. Y así, se ha ido al Foro Económico de Boao, una localidad de 10.000 habitantes en la provincia de Hainan, la más al Sur de China. Y es con motivo de ese viaje con el que lo recibe el presidente Xi Jinping. No por una gran cumbre bilateral como pretenden hacernos creer los medios afines y la Moncloa. Sánchez hace de alfombra para que después de él, sí, ya vayan los otros dirigentes occidentales como Macron, Von der Leyen o Meloni como bien ha explicado en El Debate Ana Martín.

Abrazarse a Xi en este momento es especialmente desafortunado: China representa la gran alternativa a la democracia occidental. Ni es una democracia ni tiene la más mínima intención de serlo. Entre otras razones porque los chinos no entienden para qué queremos los occidentales las libertades. Y así, hemos visto como el Partido Comunista de China ha abandonado el modelo de economía marxista y aplica hoy el capitalismo más salvaje de entre los que hay en el planeta tierra. Porque como dijo Felipe González en su primera visita a China: «Gato con guantes no caza ratones». Y para mantener el poder absoluto es imprescindible alimentar a la población.

Pero lo más interesante es ver lo que ocurría en el extremo opuesto del globo mientras Sánchez se ve con el tirano chino. A las 6 de la mañana de ayer, hora local en Washington, Joe Biden inauguraba la edición 2023 de la «Cumbre de la democracia». Un evento que se celebra en la red organizado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Listar los principales participantes que tienen una intervención directa es imposible por su número, aunque en este enlace puede verse el programa completo. Pero mencionemos sólo a algunos a los que Washington ha llamado: los primeros ministros de Canadá, Croacia, Dinamarca, Grecia, Holanda, India, Italia, Israel, Japón, Reino Unido, Suecia, el canciller alemán, y los presidentes de Colombia, Ecuador, Francia, México, Panamá, Ucrania y Uruguay entre muchísimos otros. Aparte de media administración norteamericana.

Es decir, mientras Sánchez coquetea con el dictador, el mundo libre se reúne en torno a Biden donde España no tiene presencia. No han contado con nosotros. Y si contaron y preferimos ir a ver al sátrapa de Pekín, peor todavía.

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