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Ojo avizorJuan Van-Halen

La gestión de Correos como reflexión

Feijóo encontró una empresa en pérdidas y la dejó en beneficios, y todo en perfecta sintonía con los trabajadores y sus sindicatos como siguen manifestando veinte años después

Actualizada 01:30

Mañana votan los gallegos y están muy claras las posiciones de cada cual. El PSOE y el conjunto de la izquierda sacrifican sus posturas particulares y para intentar desalojar al PP de la presidencia de la Xunta apuestan por el mejor colocado, el BNG, marxista, independentista y desenfrenado que propone, entre otros muchos disparates, sacar de Galicia a la Guardia Civil y a la Policía Nacional. Otro foco de conflictos reflejo del separatismo catalán y vasco. ¿Y qué hace la derecha? Dispararse en el pie. Vox no ayuda al mejor colocado en su espectro político; redobla sus ataques al PP sabiendo que no conseguirá escaños pero así favorece a la izquierda. No lo entiendo. Y tampoco entiendo la postura cainita, ciega, de muchos comentaristas voxianos que demuestran un profundo desconocimiento de la realidad, pero se movilizan. Pobres. Cuando se quieran dar cuenta les habrá devorado el lobo.

En jornada de reflexión parece oportuno detenerse en los modelos de gestión porque a veces el votante se queda en la periferia, en las grandes proclamaciones vacías o en las anécdotas prefabricadas para engañar a ingenuos. Acabamos de asistir a unas andanadas contra Feijóo porque, siendo candidato a una investidura, señaló que «escucharía a todos menos a Bildu». Y se dice que habló con Junts. Confiar en el off the record en este periodismo es una ingenuidad. Aunque fuese cierto, sólo en el caso de Sánchez escuchar es acceder. Como se está viendo. El chalaneo Puigdemont-Sánchez se parece cada vez más al aburrido y predecible discurrir de Pasapalabra. En fin.

Pedro Saura, con el que coincidí en el Senado, economista, profesor de Universidad, que fue secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, al llegar a la presidencia de Correos declaró ante los sindicatos: «La situación de Correos es crítica. No he visto ninguna empresa pública viva con estas cifras». La letal gestión que hereda Saura se debe al desconocimiento y nula valía de su antecesor, Juan Manuel Serrano, amiguete de Sánchez, jefe de su gabinete en los años de Ferraz. Serrano ha destrozado a la mayor empresa pública del país, con una deuda bancaria superior a 600 millones de euros y una estimación de pérdidas de más de 400 millones de euros en 2024. «Al borde de la quiebra, camino de los 1.500 millones de déficit», según un comunicado sindical.

¿Cómo reaccionó Sánchez? ¿Algún reproche al pésimo gestor? Nada de eso. Nombró de inmediato a su amiguete Serrano director general de la Sociedad Estatal de Infraestructura del Transporte Terrestre (Seitt), empresa que gestiona las 9 autopistas estatales de peaje. A la espera de otro fiasco. Pero el dinero lo pierden los españoles no el Gobierno. Así es la gestión que luego nos venden Sanchez y Marisu diciéndonos que la economía va como una moto, pero omiten que es una moto de madera en un tiovivo.

El contraste entre la gestión en Correos del amiguete Serrano y del gallego Feijóo, que dirigió la empresa bastantes años antes, podría ser tema de reflexión en esta víspera electoral. Correos de Feijóo frente a Correos de Serrano, modelo de gestión de Sánchez. Mientras, Pedro Saura, un socialista serio, pide ayuda a los sindicatos para salvar la empresa pública. Feijóo, que estuvo menos de cuatro años a su frente (2000-2003), transformó la compañía que pasó de organismo autónomo a sociedad anónima pública manteniendo sus condiciones a los entonces 60.000 empleados postales. Modernizó la empresa con los nuevos centros de tratamiento postal automatizado, con más calidad y disminución de tiempos de distribución. Dio primeros pasos hacia una logística nueva cuando se liberalizaba el sector y los avances en internet y móvil auguraban un nuevo escenario para los envíos por correo.

Feijóo encontró una empresa en pérdidas y la dejó en beneficios, y todo en perfecta sintonía con los trabajadores y sus sindicatos como siguen manifestando veinte años después. Sánchez representa en la gestión pública todo lo contrario. Gasta lo que no es suyo y así entrampa a los españoles. La deuda de España es desorbitada. Sánchez gestiona las empresas públicas poniéndolas a manudo en manos de amiguetes incompetentes con biografías de risa. La radiografía de España acaso esté en lo ocurrido en Correos. Y la Galicia que decidan mañana las urnas habrá de enfrentarse a un dilema: un futuro de beneficios o de pérdidas. Buen tema para la jornada de reflexión.

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