La semana «horribilis» de Sánchez
Medio Gobierno de Sánchez, incluida su mujer Begoña Gómez, está concernido por el caso Koldo y la investigación judicial que instruye la Audiencia Nacional
¿Se han preguntado ustedes acerca del silencio sepulcral que guarda el entramado Frankenstein ante el tsunami de noticias sobre el escándalo de 'corru-PSOE' en la pandemia? ¿No les parece sospechoso que desde Sumar, ERC, Bildu, Junts, BNG, Podemos y PNV, apenas se diga algo del Koldogate que llena los contenidos informativos de todos los medios desde hace días? ¿No les sorprende que la locuacidad empleada por los Rufián, Nogueras, Yolanda Díaz, Belarra, Aizpurua, Aitor, «el del tractor», etc. con los casos de corrupción del PP haya mutado en silencio monacal ante este escándalo que golpea de lleno al Gobierno y al PSOE?
En esto también se retratan los integrantes de la 'sanchosfera' devenida en 'golfosfera' y su sectario y cínico proceder para atacar y denunciar sólo la corrupción cuando afecta al PP y no al PSOE.
Así se explica la osadía de Sánchez echándole en cara a Feijóo que pretenda sacar tajada de la corrupción del Abalosgate, él que llegó al Gobierno y largó a Rajoy de la Moncloa con una moción de censura sustentada en un párrafo manipulado de la sentencia del caso Gürtel.
Proclama Sánchez que los socialistas son implacables contra la corrupción y quien la hace la paga. Cinismo en estado puro de quien está decidido a amnistiar a Puigdemont a pesar de los graves delitos que se le imputan, incluido el de terrorismo.
Es tan reprobable la corrupción política en la que incurre Sánchez ejerciendo el poder arbitrariamente y en función de su interés personal, como la corrupción económica derivada de las mascarillas en pandemia. Legislar para hacerle un traje a medida a un delincuente con el fin de declararlo impune ante la ley a cambio de sus votos para ser investido es corrupción política.
Y una y otra corrupción afectan a Sánchez y al PSOE en su semana más difícil desde que gobierna. El escándalo de los comisionistas que se lo llevaron calentito en el Ministerio de Transportes, Baleares y Canarias, entre otras administraciones socialistas, aprovechando la pandemia se ha cobrado, a medias, la cabeza de Ábalos mientras se hace insostenible la continuidad de Armengol como presidenta del Congreso.
La tercera autoridad del Estado no puede seguir en el cargo tras revelarse su complicidad con la trama que estafó al Gobierno que ella presidía en Baleares. No sólo no reclamó los 3,7 millones de euros pagados a los estafadores por unas mascarillas inservibles por defectuosas, sino que además los avaló ante Sanidad certificando su plena satisfacción por el envío recibido para que la empresa de Koldo-Aldama-Cueto pudiera seguir contratando con las administraciones a pesar de haber sido estafada.
Francina Armengol está más cuestionada para seguir en el Congreso que Ábalos, pero no será Sánchez el que la invite a abandonarlo como hizo con este. Armengol cuenta con el apoyo de Puigdemont que la eligió para presidir la Cámara Baja. Veremos si resiste a la presión de los medios y de la oposición perseguida por unos hechos que no dejan lugar a dudas sobre su responsabilidad política y quizás también penal.
Medio Gobierno de Sánchez, incluida su mujer Begoña Gómez, está concernido por el caso Koldo y la investigación judicial que instruye la Audiencia Nacional. La justicia es lenta y tardía pero también es inexorable como evidencia la investigación de este escándalo, coincidente en esta semana «horribilis» para el sanchismo, con la decisión unánime de los magistrados de la sala de lo penal del Supremo de imputar a Puigdemont por delito de terrorismo. Uno y otro asuntos demuestran la fortaleza de nuestro Estado de derecho a pesar de los esfuerzos de Sánchez y de su fiscal general del Estado, desautorizado en toda regla, por debilitarlo. La amnistía podrá aprobarla pero difícilmente entrará en vigor tras las cuestiones constitucionales y prejudiciales que el Supremo presentará en el TC y en el Tribunal Europeo, reforzadas por el delito de terrorismo que persigue al prófugo.
Frente a la corrupción política y económica emerge el Poder Judicial ante el muro de la 'sanchosfera' para recordarle a Sánchez y a sus socios del entramado Frankenstein que la ley está para cumplirse y para combatir los atropellos, las corruptelas y también el ejercicio despótico del poder cuando éste pretende situarse por encima de ella. El que la hace la paga, pero no por que lo diga el cínico de Sánchez, sino porque así lo acredita la justicia.