No me llame proetarra
EH Bildu es parte de una extrema izquierda europea que sigue justificando las dictaduras comunistas y la violencia, de la mano del socialismo y de una élite intelectual que les llama abertzales y progresistas
Mañana puede ganar en el País Vasco un partido que justifica a ETA y sus asesinatos. Y si no gana, alcanzará en todo caso un gran resultado, señalan todas las encuestas. ¿Cómo es posible? ¿Se trata de un problema moral y democrático específico del País Vasco, como subrayan muchos observadores? Creo que la respuesta es mucho más amplia, y tiene que ver con la importante legitimación de la que goza la extrema izquierda en toda Europa Occidental. Porque se nos olvida que EH Bildu es un partido independentista, pero también un partido de extrema izquierda; y esos dos ejes, nacionalismo y extrema izquierda, fueron también esenciales en ETA.
La justificación de la violencia, de determinada violencia de extrema izquierda, no es un problema específico de los vascos, lo es de todos los españoles y de los europeos. Es una de las claves del libro La extrema izquierda en Europa Occidental que acabamos de publicar un equipo de politólogos. Mientras Pedro Sánchez se dedica a pregonar lo que llama la amenaza de la extrema derecha en Europa, lo que de verdad ocurre en Europa es que hay una extrema izquierda que sigue justificando las dictaduras comunistas, las de ayer y las de hoy, y que apoya el uso de la violencia contra lo que llama la opresión del Estado y la explotación del sistema capitalista. Y eso es en España EH Bildu, pero también Podemos y Sumar, y ERC y BNG.
En Europa es inconcebible un documental como el de No me llame Ternera, dedicado a «comprender» a un sanguinario terrorista de ideología nazi o fascista. Pero en España se presenta con todos los honores en un festival de cine, y su autor, un periodista de extrema izquierda como es Jordi Évole, cuenta con mucho más apoyo en los medios culturales que quienes denuncian el terrorismo. Este es el fondo ideológico que explica el éxito de EH Bildu. No es únicamente vasco, es español y es europeo. No olvidemos la protección de la gozó ETA en Francia durante décadas, por la misma fuerza ideológica de la extrema izquierda allí como en España. Una extrema izquierda con la que el socialismo pacta y gobierna sin ningún problema en España, o con la que se presenta en coalición electoral en Francia, como pasó en 2022. De ahí su comodidad en las alianzas con EH Bildu, que no deja de ser al fin y al cabo un miembro del mismo gran movimiento progresista, un poco bruto, sí, pero de la familia.
En ese contexto, los extremistas han tenido una extraordinaria facilidad para blanquear su pasado criminal, o para convertirlo en un desagradable daño colateral, eso de sentir el dolor de las víctimas pero no condenar el asesinato, como hace Otxandiano. O para borrar completamente a ETA, como hace una buena parte de los votantes. No me llame proetarra, llámeme antifascista o abertzale, que ambas cosas son honorables ejes de la izquierda. Es impresionante que hasta hayan conseguido generalizar el uso de la palabra abertzale, patriota, es decir, otro concepto positivo para referirse a sí mismos. Hasta la derecha les llama abertzales y no extremistas. De proetarras han pasado a abertzales, y, encima, progresistas.
Ya sabemos que a la izquierda el patriotismo le parece retrógrado y poco recomendable si se refiere a España, pero muy progresista cuando apela a la etnia vasca y a la lucha contra la opresión del Estado. Y ahí tenemos a la «izquierda abertzale» disponiéndose a alcanzar un resultado histórico con la ayuda de toda la izquierda europea.