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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Los peces chivatos

Los peces y crustáceos contratados por el Excelentísimo Ayuntamiento de Marbella, serán los responsables de la limpieza de las aguas marbellíes, y estarán dotados de toda suerte de artefactos chivatos para emitir mensajes a la Policía

Actualizada 01:30

Parece una broma, pero de broma, nada. El Ayuntamiento de Marbella, en su último pleno municipal, ha aprobado una ordenanza por la que se sanciona a los bañistas que se hagan pis en el mar. La multa, pendiente de ser establecida por un acuerdo de los grupos municipales, será de 750 euros. Se ignora quienes serán los encargados de sorprender a los bañistas meones en las orillas de sus más de veinte playas.

Se me antoja una medida muy sugerente e higiénica. El turismo marbellí, nacional y extranjero, estaba muy mal acostumbrado. Por las mañanas, las familias veraneantes –y algunas, que yo me sé, domiciliadas en Marbella–, mientras desayunaban y hacían los planes del día, llegaban siempre a la misma conclusión.

–Hoy nos hacemos pis en la playa de Cabo Pino o Cabopinos, que es la menos vigilada–.

Efectivamente, la playa de Cabo Pino, la primera del municipio de Marbella según se viene del este, es la que menos peces alberga en sus orillas. Y el Ayuntamiento de Marbella ha encargado a los boquerones, las sardinas, los pequeños moluscos y los cangrejos sin dar de alta en la Seguridad Social –a partir de ahora será diferente–, que sean los responsables de señalar a los bañistas indecorosos que vacíen sus vejigas en el Mediterráneo. Los peces y crustáceos contratados por el Excelentísimo Ayuntamiento de Marbella, serán los responsables de la limpieza de las aguas marbellíes, y estarán dotados de toda suerte de artefactos chivatos para emitir mensajes a la Policía Municipal.

–Aquí, sardina con placa 2376 comunica a Policía Municipal que bañista gorda, con traje de baño completo de color negro, acompañado de presunto esposo o pareja de hecho, calvo, de unos sesenta años y con traje de baño floreado, se ha hecho pis mientras charlaba amigablemente con otra señora, de unos cincuenta y siete años, traje de baño marrón, y cabello rubio teñido. Ruego acudan a sancionarla debidamente, porque ha comentado sin ningún tipo de pudor y reparo lo que seguidamente transcribo: –Qué agradable es hacer pis en el mar–. Cambio.

–Aquí agente municipal en servicio de playas. Notifico inmediatamente lo que nuestra colaboradora, sardina 2376 nos termina de denunciar. ¡A por la gorda!–.

Localizada la meona marítima, el agente municipal se introduce de uniforme en la mar y captura a la delincuente.

–Señora, una de nuestras sardinas vigilantes de la higiene playera nos acaba de comunicar que usted se ha hecho pis mientras hablaba con una amiga. Son 750 euros–.

–Perdone, agente. No he sido yo. El marrano que se ha hecho pis era un señor calvo con traje de baño floreado que se zambullía a mi lado, y que nada tiene que ver conmigo.

–Un momento, señora. Por favor, agente municipal llamando a la sardina 2376. Cambio.

–Sardina 2376 al aparato.

–Que la gorda dice que no ha sido ella. Que el cochino es un calvo que se bañaba a su lado. Cambio.

–Ha sido ella. Lo he comprobado, agente. He nadado en sus proximidades y puedo asegurarle que, como sardina, jamás había tenido tan desagradable experiencia. Cambio.

–Señora, que ha sido usted. Salga inmediatamente del Mediterráneo y acompáñeme a la Comisaría. Se le hará una prueba de vejiga. Si está vacía, 750 euros. Y si se niega a abonarla, tendrá que abandonar la playa inmediatamente y recibir un par de cachetes por ordinaria, amén de ser puesta a disposición judicial.

–Le advierto que voto al PSOE. Y sí, lo reconozco, no he podido contenerme. Soy de bastante orinar. Desayuno muchos zumos.

Pero la sardina vigilante no puede demostrarlo. El calvo del traje de baño floreado que chapoteaba en mi entorno tiene todo el aspecto de ser de derechas.

–Sardina 2376. En efecto, ha sido ella. Pero vota al PSOE. Si tiene usted algún cangrejo a la vista, intente convencerlo de que acuse al calvo. Cambio.

–Lo tengo aquí a mi lado, Pero no ha visto nada. Lo siento, agente, ha sido la gorda de negro. Sólo Pumpido puede eliminar la sanción. Cambio.

–Me pone usted en un aprieto, sardina 2376. Cambio.

–Es mi deber, agente. A 200 metros intuyo que un bañista joven, con traje de baño naranja, está procediendo a una micción. Voy para allá. Cambio y corto.

–Señora. La sardina se muestra firme. Salga de la orilla y acompáñeme.

–¡Fascista! Hasta Franco nos permitía orinar en el mar. Esto es una vergüenza. No sabe usted con quien está hablando.

–Acompáñeme, señora.

–Fascista.

Tendrían que gobernarnos las sardinas. No aceptan coacciones ni chantajes. Enhorabuena, Marbella.

Begoña está declarando ante el juez. Que no se nos olvide.

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