Caso PSOE: la hora de la Justicia
Acierta el PP al solicitarle a la Justicia que indague la dimensión real de este escándalo que afecta ya a la presidenta del Congreso, a tres ministros, al presidente de la Generalitat y salpica de cerca a la Moncloa
Lo que está ocurriendo en España con este Gobierno es inadmisible dentro de la higiene moral que se le supone a una democracia avanzada. Que conste que en estas mismas páginas de El Debate anunciamos que este era un gobierno que nacía con una extrema debilidad que terminaría llevándolo por el barranco de la inmoralidad. Por eso acierta el PP al presentar una querella. Algunos le piden más. Ya se sabe que en política nunca se deja satisfecho a todos. Algunos verán en esta iniciativa del PP una exageración y la mayoría entenderán que habría que ir más allá y presentar una moción de censura como la que Felipe González le formuló a Suárez en 1980. Como en tantas otras ocasiones, en el medio está la virtud. Entre no hacer nada o ir al recurso más extremo, está pedirle a la Justicia que actúe.
Existen ya en España precedentes de casos de corrupción que llevaron a la Fiscalía a actuar tras la publicación de informaciones aparecidas en los medios. Ahí están los ejemplos de Roldán o Urdangarin. Ahora sabemos, por denuncias, que se llevaron bolsas de dinero a la sede socialista de Ferraz. Parece, por tanto, pertinente la actuación de la Fiscalía. Claro que si esperamos por Álvaro García Ortiz podemos quedarnos sentados, contando nubes como Zapatero.
Tal vez es la hora de la verdad para la Fiscalía Anticorrupción. Partiendo de esas informaciones publicadas, que ya en su día sirvieron para perseguir sonoros escándalos, se podrían incoar de oficio un procedimiento o abrir diligencias. Tanto en esta situación, como en aquellas de denuncias anónimas, la proporcionalidad y la prudencia deben acompañar a quienes investiguen, pero en España tenemos precedentes y antecedentes suficientes para avalar una investigación a fondo en torno al caso PSOE. Sánchez ha logrado manchar las siglas de su partido. Es divertido escuchar viejas intervenciones suyas en las que acosaba a Rajoy con una corrupción con la que nada tenía que ver el entonces presidente. Caso bien distinto es de él, rodeado de putrefacción política por todas partes. Es chocante oírlo hablar de la mala proyección internacional que ello acarreaba. Pues ya puede releerse unas cuantas publicaciones extrajeras, si quiere enterarse de la imagen que está dando fuera de esta piel de toro.
Acierta, por tanto, el PP al solicitarle a la Justicia que indague y presente ante la opinión pública la dimensión real de este escándalo que afecta ya a la presidenta del Congreso, a tres ministros, al presidente de la Generalitat y salpica de cerca a la Moncloa.