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Post-itJorge Sanz Casillas

Aizpurua ilegalizando al PP: vivir para ver

El partido que lleva etarras en listas le dice al PP que «al loro», que hay una mayoría dispuesta a llevar al barbecho electoral a aquellos contra los que disparaba Txapote

Actualizada 01:30

En el plazo de diez días, tanto el PSOE como el consorcio familiar de Pedro Sánchez (si es que no son lo mismo) han sufrido severas derrotas en los juzgados. Primero la Audiencia de Madrid autorizó al juez Peinado a seguir investigando a Begoña Gómez. Días después, la Fiscalía se opuso a admitir la querella de la mujer de Sánchez contra el magistrado. A mayores, el exministro Ábalos y mano derecha del presidente se encuentra a un paso de la imputación y, este mismo miércoles, el Tribunal Supremo ha imputado al fiscal general del Estado por un presunto delito de revelación de secretos. La verdad es que con mucho menos se urdió una moción de censura en nombre de la ejemplaridad y contra la corrupción. Pero muchos ya alertábamos entonces de que no se trataba de eso, sino de intercambiar poder por la impunidad de etarras, sediciosos y malversadores, que todavía son legión.

Viene esta digresión a cuento de la amenaza que Mertxe Aizpurua lanzó contra el PP desde la tribuna del Congreso de los Diputados. Vino a decirles que cuidado con lo que desean con respecto a Bildu, no vaya a ser que sean ellos (los populares) los que no puedan presentarse a las próximas elecciones. Es decir, el partido que lleva etarras en listas como para llenar un autobús de línea le dijo al PP que «al loro», que hay una mayoría en el Congreso dispuesta a llevar al barbecho electoral a aquellos contra los que disparaban Txapote y compañía. Qué ejemplaridad.

Conviene recordar que Mertxe Aizpurua fue condenada por la Audiencia Nacional en 1984 por apología del terrorismo. No por malversar, como Junqueras. No por prevaricar, como Chaves y Griñán. Sino por defender y jalear los atentados de la ETA. Aizpurua es, por tanto, una delincuente condenada en firme, pero se siente legitimada para repartir carnés de demócrata, que es como colocar a Ábalos de ponente en una mesa redonda sobre 'nuevas masculinidades' y hábitos de vida saludables. Estos son los nuevos guardianes de la ejemplaridad porque así los promociona el PSOE, que nos quiere hacer paganos de su debilidad pactando con ese 1,36 % del voto válido de las últimas elecciones.

Esto es consecuencia de lo que hemos dicho alguna vez: y es cómo se ha invertido la presunción de decencia en este país. Desde que gobierna Pedro Sánchez –o desde que duerme en la Moncloa, que es distinto– los delincuentes se han venido arriba. Se sienten fuertes, cuando no impunes. Hoy etarras y malversadores le dicen a personas sin una triste multa de tráfico lo que es motivo de dimisión y reproche político, cuando no penal. Y lo que es peor: Sánchez va con ellos porque sabe que la línea de la legalidad es muy estrecha. Y que cualquier día podrían cruzarla tanto en el partido como en casa, si es que no lo han hecho ya.

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