Hay que fumigar Ferraz
Sánchez es doctor por una tesis falsa. Santos Cerdán, electricista; Koldo trabajaba de noche, por decirlo finamente; y Ábalos es un maestro de escuela que nunca llegó a ejercer
Me ha saltado esta tarde un vídeo de José Luis Ábalos durante la moción de censura contra Rajoy. En él, la mano derecha de Sánchez, que es lo que era, deja una frase que andado el tiempo ha envejecido fatal, casi tanto como los que se la creyeron: «Una moción de censura —defendía Ábalos— a favor de la recuperación de nuestra vida pública, sacar de la política la corrupción y volver a hablar de lo que importa a la ciudadanía». Visto hoy, aquel discurso resulta obsceno. Primero por quien lo dice: un exministro a un paso de la imputación. Y segundo por lo que significó: la expulsión del ganador de las elecciones con la misma desenvoltura con la que se quiere evitar hoy la alternancia en el poder.
Seis años después de aquello sabemos que la Guardia Civil define a Ábalos como el responsable «directo» (dice el informe) de los contratos de mascarillas a la empresa investigada por el caso Koldo. A mayores, hemos confirmado que Ábalos fue a recibir a Delcy Rodríguez de madrugada porque se lo aceptó Sánchez. También que Víctor de Aldama negoció con ella la compra de 104 barras de oro venezolano. Y que además le sobraba dinero para pagar el alquiler de Jessica, la amiga del exministro que lo acompañaba en sus viajes, algunos dicen que previo pago.
Presunción de inocencia por delante, el PSOE tiene que hacer una revisión del capital humano que maneja. Sánchez es doctor por una tesis falsa, porque el partido necesitaba de gente que ‘supiera’ de economía tras el estropicio que dejó Zapatero, un candidato resultón al que lanzar en plena crisis. Santos Cerdán es electricista; Koldo trabajaba de noche, por decirlo finamente; y Ábalos es un maestro de escuela que nunca llegó a ejercer. No tengo nada en contra de los electricistas ni por supuesto de los profesores, pero ¿de verdad no hay nada mejor en todo el partido para ponerse al frente? Y digo más, entrando ya en las motivaciones personales de cada uno para acabar así: a la vista de su escasa formación y experiencia laboral, ¿no te valía con llegar lejos en el PSOE? ¿No te satisfacía llegar a ministro del ministerio mejor dotado que te tuviste que enfangar (aquí sí) con estos manejos? Cualquier persona con un bagaje intelectual parecido se habría conformado con el cargo y habría puesto los pies encima de la mesa, dejando correr el tiempo hacia una prejubilación dorada. Pero él no.
Ahora nos dirán que Ábalos era un subalterno, cuando fue quien puso letra y voz al partido en los albores del sanchismo hoy menguante. Pero ya van tarde, muy tarde. Y me acuerdo de una frase que le escuché a un profesor (este sí) de mi época universitaria: «No es que el poder corrompa, es que los corruptos llegan antes al poder».