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HorizonteRamón Pérez-Maura

Francisco Franco, Quincuagésimo Año Triunfal

Por más que moleste a cualquiera, esta conmemoración fúnebre, lo que va a hacer es que los jóvenes recuperen un interés en saber quién fue Francisco Franco, por qué era tan malo y qué fue lo que hizo. Y cuando se confronte la propaganda con los hechos igual se llevan alguna sorpresa

Actualizada 01:30

Hoy arranca lo que en la práctica va a ser el mayor reconocimiento histórico que se haya hecho a ningún dirigente político español. Todos nuestros Reyes incluidos: Isabel la Católica, Carlos V… ninguno mereció que le organizasen cien actos en el corto espacio de un año y parece que repartidos por toda España. Lo que ellos y muchos otros hicieron no tiene el mismo valor que el que Franco se muriera pacíficamente en la cama de un hospital.

Tengo dicho que hace falta ser miserable para festejar la muerte de nadie. Pero Sánchez es tan impúdico que le da igual demostrar lo mísero que es para montar este gran acto de propaganda. Y la propaganda política —a diferencia de la propaganda fides— casi siempre se funda en la mentira.

Lo normal sería que este año el Gobierno celebrara el medio siglo de la restauración de la Monarquía que nos devolvió la democracia, pero es imposible que ocurra con Pedro Sánchez en el poder. Porque como mínimo habría que reconocer el papel que jugó el Rey Juan Carlos, que heredó todos los poderes dictatoriales que recibió de Francisco Franco el 22 de noviembre de 1975, cuando fue proclamado ante las Cortes, y devolvió ese poder al pueblo español. ¿Hay alguien que crea que Sánchez puede hacer el más mínimo reconocimiento en esa línea?

Pero hay algo mucho más grave para nuestro futuro común en esta conmemoración necrófila promovida por el sanchismo: el intento de enredar en ella al Rey. Ya el pasado 28 de diciembre Almudena Martínez-Fornés informaba en El Debate de cómo Moncloa ha invitado al Rey al acto inaugural de la celebración de la muerte. Afortunadamente, el Rey tiene una excusa perfecta en este caso: ese acto el 8 de enero coincide con la presentación de cartas credenciales de varios embajadores extranjeros. Y si se aplazase esa entrega, no podrían asistir a la recepción de los Reyes al Cuerpo Diplomático el día 9. Mas esto es solo una demora en el choque que habrá de llegar. Porque Sánchez quiere obligar al Rey a ir a una de esas ceremonias necrofílicas como forma de desprestigiar, una vez más, a la Monarquía española, cuya segunda restauración se produjo de la mano de Francisco Franco. Así que esta jugarreta de Sánchez es un pierde / pierde para el Rey. Si va a uno de los actos, porque está deslegitimando el proceso de restauración. Y si no va porque el Equipo Nacional de Opinión Sincronizada va a empezar a acusar de franquista no solo a la institución, sino al propio Rey.

Por más que moleste a cualquiera, esta conmemoración fúnebre, lo que va a hacer es que los jóvenes recuperen un interés en saber quién fue Francisco Franco, por qué era tan malo y qué fue lo que hizo. Y cuando se confronte la propaganda con los hechos —por los que las nuevas generaciones no tenían ningún interés— igual se llevan alguna sorpresa.

Otrosí: voy a aportar mi pequeño grano de arena. Celebrar esta muerte solo en España es achicar la trascendencia del aniversario. Yo creo que se debería hacer algún gran acto internacional y le voy a dar a Napoleonchu una idea gratis et amore. Como nos ha explicado que bajo su ministerio España ha alcanzado más peso que nunca en la escena internacional, exija a las Naciones Unidas que la Asamblea General condene a la propia Asamblea General por haber guardado un minuto de silencio el 21 de noviembre de 1975 en respeto al Francisco Franco que acababa de morir. Intolerable: la ONU mostró su pésame por lo que el sanchismo ahora celebra. Me reconocerá que se lo he puesto a huevo, ministro. De nada y un abrazo, Napoleonchu.

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