¿Nos tocará pedir perdón a Sánchez?
Naturalmente que no. Ya está probado que hay una asesora en Moncloa que cobra 49.000 euros públicos para remar en negocios privados de su señora
Si mañana terminase el mandato de Pedro Sánchez, seguramente lo recordarían por tres frases: «La Fiscalía de quién depende», «si necesitan más recursos que los pidan» y «soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer». A esa terna podría añadirse otra bastante reciente, pronunciada de forma un tanto histérica en una rueda de prensa en Bruselas: «¿Quién va a pedir perdón al fiscal general del Estado?».
Desde que asumió el poder, Pedro Sánchez ha puesto mucho más empeño en controlar la Justicia que en construir vivienda, y por eso las imputaciones de su mujer y su hermano le han hecho tanto daño. Cuando le preguntan por ellas, siempre responde que el tiempo pondrá a cada uno en su lugar; pero donde él dice «tiempo» los demás entendemos «Cándido Conde-Pumpido», como ocurrió con los ERE de Andalucía, que creíamos cosa juzgada hasta que al PSOE le apeteció hacer un acto de reparación a Chaves, Griñán y la prevaricadora Magdalena Álvarez.
De acuerdo con la encuesta que publicamos hoy, el 22 % de los votantes del PSOE cree que Begoña Gómez ha delinquido frente a un 56 % que asegura que «no hay base legal». Lo más llamativo de todo es que entre los electores de Podemos ese porcentaje sube al 63 %, lo que viene a demostrar que la monserga del «no hay pan para tanto chorizo» no escondía ningún impulso renovador, sino el deseo de echar al PP para luego repartirse las migajas. Nadie duda de que si la familia de Feijóo estuviera en una situación parecida a la de Begoña y el hermano, lo mínimo que se diría es que estamos ante un caso de «capitalismo de amiguetes».
El tiempo dará y quitará razones, como casi siempre. Y puede que el año que viene por estas fechas Begoña Gómez salga limpia de polvo y paja, quién sabe. Lo hemos visto en multitud de ocasiones, con políticos de uno y otro signo, aunque yo no recuerdo haberlo visto con parientes tan próximos. ¿Tocará entonces pedir perdón a Sánchez o su señora esposa? Pues naturalmente que no. Una funcionaria de Moncloa que cobra 49.000 euros públicos ha reconocido que trabajó en asuntos privados de la mujer del presidente. Hay correos suyos pidiendo dinero a directivos de Reale para mantener abierta la cátedra/piscina-de-bolas de Begoña Gómez. Los jueces dirán si eso es malversación o no (de momento se le parece bastante), pero lo que sí está probado es que le están tomando el pelo a la gente. Que mientras suben impuestos y se crean otros nuevos hay gente pelando la pava con nuestro dinero.