China y la falta de astucia
Que Dios os conserve en esa infancia eterna, científicos chinos, investigadores chinos: ¡si solo contiene verdades a medias, un discurso político es, precisamente, una colección de mentiras cochinas!
Leo admirado el experimento de El Debate narrado ayer aquí por Jordi Benítez. Sometieron un discurso de Sánchez al programa de Inteligencia Artificial DeepSeek; al invento chino le bastaron ocho segundos para comprender, sentenciar, demostrar y despachar lo que varios millones de españoles llevan casi ocho años sin pillar: que Sánchez es un bluff. El programa no lo dice así, pero como si lo dijera. Vamos directamente a la conclusión: «Es un discurso político con verdades a medias, no una colección de mentiras». ¡Ah, cándida China! ¡Ah, china inocencia! Esa cultura milenaria, que podría pervivir adormilada por tanto tiempo como pesa sobre ella, paralizada por Confucio o fluyendo eternamente como un sueño o un río gracias a Lao Tse, ha dado un raro fruto.
Son muchos, son trabajadores, son tenaces, son obedientes, son innovadores aun a costa de haber sido copiones durante décadas, son tecnológicamente avanzadísimos, son tan listos como para hacer con la Inteligencia Artificial lo mismo que los Estados Unidos, pero invirtiendo una ridícula fracción de lo que apoquinaron estos. Sin embargo, les falta ese punto que los catalanes llamamos «ser un puta». Ser «un tío muy puta» significa ser astuto, ser calculador, leer los juegos de intereses antes que los demás y aprovecharlo. Incluso hacerse el tonto para que no se fijen en ti mientras sacas más réditos que nadie. Borre el lector toda connotación negativa: ser «un puta» es un halago difícilmente superable.
Como los chinos lo tienen casi todo, salvo el ser putas, no han sabido enseñarle a DeepSeek, veloz como el rayo, algo evidente: si un discurso está formado por medias verdades, es que está plagado de mentiras. Será un discurso particularmente mendaz. Medias verdades, mentiras dobles. Por eso, por la falta de puterío, porque han preferido la crueldad a la sagacidad, porque han olvidado a Sun Tzu, porque creen que la manera de conseguir una sociedad cohesionada es tenerla vigilada veinticuatro horas al día, el ingenio chino se ve abocado a añadir —¡tras encontrar solo verdades a medias en el discurso de Sánchez!— esta pincelada naíf: «No es una colección de mentiras». Que Dios os conserve en esa infancia eterna, científicos chinos, investigadores chinos: ¡si solo contiene verdades a medias, un discurso político es, precisamente, una colección de mentiras cochinas!
Dicen que la DeepSeek tiene un problema: no critica a las autoridades chinas, ni al Gobierno ni al Partido Comunista. Ni al líder chino. Y que de Tiananmen alega no saber nada. Hombre, la crítica es bastante hipócrita, o acaso solo culpablemente desinformada. A Alexa le preguntabas antes de las elecciones estadounidenses las razones para votar a Kamala Harris y te daba una clase sobre las virtudes de la demócrata. Le hacías la misma pregunta sobre Donald Trump y te respondía que ella (¿ello?) no se metía en política. Hay que arrancar la IA de las manos de los liberticidas, sean comunistas, sean woke. Pero que DeepSeek tiene que ser más puta, ya te lo digo yo.