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HorizonteRamón Pérez-Maura

La podredumbre en España

A estas alturas y según vamos conociendo sus propiedades inmobiliarias es sorprendente que Sánchez no lo nombrara ministro de Vivienda. Es algo de lo que evidentemente sabe. Y quizá incluso ministro de Finanzas por la insuperable administración de las suyas que hace

Actualizada 08:40

No sé qué es peor, si el grado de podredumbre que padece la vida pública en España o la indiferencia con que la contempla una buena parte de la población. Indiferencia cuando no entusiasmo del tipo «ahora nos toca a los nuestros». Que créanme que también los hay que así piensan.

El grado de corrupción de José Luis Ábalos es de lo más grande que hemos visto en nuestra democracia. Que ya es decir. A estas alturas y según vamos conociendo sus propiedades inmobiliarias es sorprendente que Sánchez no lo nombrara ministro de Vivienda. Es algo de lo que evidentemente sabe. Y quizá incluso ministro de Finanzas por la insuperable administración de las suyas que hace.

Este tipo que tuvo la desvergüenza de decir al juez que él no tenía ninguna propiedad fuera de España, va ya por la tercera vivienda que se le encuentra allende los mares. Y cada vez se le ubican más en España. Aparte de cómo Koldo García, un «socialista ejemplar» según Sánchez, entregaba dinero a una hija del ministro, Tatiana Ábalos. La Guardia Civil tiene controlados pagos por un montante de 4.000 euros. Y a otra hija, Andrea, Ábalos pidió a Koldo que hiciera gestiones con los bancos para conseguirle 130.000 euros. Hay también transferencias a dos hijos varones de Ábalos.

¿De dónde salía este dinero? Porque Koldo despachaba más que el cajero de la central del Banco de España. ¿Por qué Koldo tenía el cometido de hacer esos pagos? Según ha descubierto la UCO el exministro y sus hijos son titulares de multitud de cuentas. Tantas como 265, que se dice pronto. ¿De dónde se nutrían esas cuentas? ¿Qué papel tenía en ellas Koldo? Porque según la UCO, Koldo era un testaferro de Ábalos. ¿Recuerdan la cara de pena del ministro caído cuando empezó a saberse de las operaciones a las que se dedicaba su mano derecha? «¡Qué decepción!» tuvo la caradura de decir. Cuando, como era presumible, y así lo indica la Guardia Civil, Koldo no era más que su testaferro, su representante en los chanchullos. El socialista ejemplar pasó de portero de prostíbulo a buscar prostitutas para su jefe. Al menos hay que reconocer que se le contrató para algo en lo que tenía conocimiento de cómo proceder. Evidentemente no era un incompetente que cobraba por no hacer nada. Se ganaba el sueldo. Y puestos a manejar dinero sucio, también se ocupó de repartir dinero entre la familia y cancelar deudas. Cuando desde la Administración se persigue el uso de dinero en efectivo, nunca nos hablan de un caso así. Con lo fácil que sería recurrir a Ábalos para justificar por qué quieren suprimir el uso del efectivo que con tanta razón defiende la plataforma Denaria.

Porque va a resultar que efectivamente Koldo era un «socialista ejemplar». A ver si también va a resultar que lo que tenía de ejemplar era ser un modelo de cómo forrarse. Algo que en esta España desbordada de podredumbre empieza a ser visto con admiración cada vez por más gente.

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