Sí, Pedro, sí: «Que te vote Txapote»
Claro que habrá quien juzgue incorrecto este lema, pero también los habrá que opinen que es una frase que se ajusta de forma precisa a la cruda realidad
Llevamos unos días de mucho ajetreo. Primero fue la necesaria boda de Tamara Falcó, nueva y flamante Princesa del Pueblo, y unos días más tarde el esperadísimo debate entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Los españoles no caben en sí mismos ante tantos acontecimientos planetarios. Pero claro, ustedes entenderán que mis letrillas en este espacio son limitadas y que, aunque me encantaría desgranar la boda de Tamara, mucho me temo que el deber y las próximas elecciones generales me obligan a desechar esa feliz idea y centrarme un poco en lo que de verdad importa.
Mucho se ha hablado ya sobre lo que ocurrió en el cementerio de Atresmedia. Y digo cementerio porque, aunque se tengan ojos poco adiestrados, cualquier zoquete puede comprender que lo del otro día fue más un sepelio que un debate. Una ceremonia triste en la que el muerto hablaba a veces, murmuraba en ocasiones e interrumpía siempre. Y todo ello mientras el enterrador gallego lanzaba una pala de cal tras otra en prime time sobre la tumba del hasta hace poco infalible Sánchez.
Pero bueno, todo eso ya lo saben ustedes. Y Sánchez también. Lo que estamos viendo durante estos días de campaña no son más que los actos reflejos de un cuerpo político sin vida. Solo espero que el Partido Popular y Vox entiendan que es hora de rezar un Pater Noster conjunto por el difunto, que es lo que la gran mayoría de la derecha quiere, y que no se dediquen a hacer tonterías post mortem. Distracciones que, por otro lado, pueden costar muy caras a los españoles. Tanto como para que ese peligroso espectro pueda convertirse una vez más en Lázaro y no nos quede más remedio que irnos a vivir a Portugal.
Pero bueno, entremos en materia. Hace unas semanas escribí un artículo titulado «La masacre de las ideas»; un escrito en el que comentaba la agónica situación que vive la derecha en cuanto al relato sobre el que descansan sus ideales. Decía que la derecha ha comprado el discurso de la izquierda y en un proceso que ha durado muy pocos años, lo ha hecho suyo. Pues bien, el ejemplo más claro de este hecho lo tenemos en el artificial debate que se ha generado estos días en torno al eslogan «que te vote Txapote». La diferencia es que lo que a la izquierda antes le costaba años conseguir, ahora lo materializa en días.
Esta sencilla frase, quedó muy claro el otro día en el debate, crispa por encima de todo a Sánchez. Es superior a él. Pedro tiene ínfulas de trascendencia histórica y, al igual que le sucedía a Felipe IV respecto a las traviesas rimas de Quevedo o a Pepe Botella cuando descubrió lo descarado y cantarín que puede llegar a ser el pueblo de Madrid, nuestro apuesto presidente no tolera que nadie le diga las verdades a la cara y estropee la visión que él mismo tiene sobre su brillante futuro en los libros de historia.
«Que te vote Txapote» no es una frase frívola, más bien al contrario. El señor presidente y todos sus adláteres palmeros y oportunistas parecen no conocer al pueblo español. Llevan tanto tiempo pisando moqueta que no entienden que cuando los españoles bromean sobre algo serio lo hacen muy en serio.
Cuando un hombre del campo o un operario grita sonriente en una fiesta «¡Pedro, que te vote Txapote!» no está faltando el respeto a las víctimas. Eso es lo que los enemigos de las víctimas quieren hacerles creer para que dejen de decirlo. Más bien al contrario. Lo que esconden esas palabras es la profunda indignación de un pueblo cansado de humillaciones constantes, harto de que su presidente del Gobierno se arrodille ante aquellos cuyo único objetivo es merendarse a España.
Porque lo que resulta extraordinario, por la enormidad de su hipocresía, es que, durante estos días, muchos de los que han salido a defender a las víctimas del terrorismo son aquellos que jamás se han acordado de ellas. Los que ahora se indignan por esa frase son los que han pactado con los herederos políticos de aquellos que con sus terribles actos convirtieron a todas esas personas en víctimas del terrorismo. Seamos serios, por favor, y no dejemos que se rían de nosotros.
Hay que ser muy necio para no darse cuenta de que el PSOE o más bien el SANCHPSOE está, como hace siempre, dándole la vuelta a un relato desfavorable para que lo que comenzó como algo negativo para sus intereses comience a actuar en su propio beneficio. Porque no nos olvidemos, estamos en campaña electoral y eso es en lo único que piensan. ¿O acaso creen que si gana Pedro Sánchez se va a acordar de las víctimas? Ya conocen la respuesta.
Por tanto, no nos dejemos engañar. Claro que habrá quien juzgue incorrecto este lema, pero también los habrá que opinen que es una frase que se ajusta de forma precisa a la cruda realidad. Por eso les pido encarecidamente que no se dejen confundir comprando el relato cocinado del sanchismo.
La verdad es que tenemos un presidente del Gobierno que ha pactado con los herederos de ETA para poder gobernar. La verdad es que Pedro Sánchez ha mentido a los españoles en incontables ocasiones y lo ha hecho mirándonos a la cara. La verdad es que un cargo institucional, aunque sea el más alto, no merece ni el alma propia ni mucho menos la de todo un pueblo. No tiene ese derecho.
Así que durante los próximos días griten alto, muy alto y que se entere todo el mundo: ¡¡¡PEDRO, «QUE TE VOTE TXAPOTE»!!!
- Gonzalo Cabello de los Cobos Narváez es periodista