Fundado en 1910
En primera líneaRicardo Martínez Isidoro

La paz olvidada

La ausencia de líderes que en otro tiempo eran acordes a la situación conflictiva del pasado y que resolvían, promovían y alcanzaban éxitos en ese logro de apagar los conflictos y estabilizarlos, es otra de las carencias de este periodo

Actualizada 11:25

Se vive un momento en el ámbito internacional en el que la paz, como situación ideal para la convivencia en el mundo, ha dejado de ser el objetivo fundamental de países y organizaciones internacionales, que la recogen, la estiman y la manejan, pero no la pretenden, estimulan y la trabajan, al menos debidamente.

Paz

Lu Tolstova

Las cifras de fallecidos, las exacciones que se comenten, las bajas colaterales, las bajas militares también, las destrucciones de infraestructuras básicas, los ataques indiscriminados a escuelas y hospitales, los movimientos itinerantes de los refugiados, las carencias humanitarias, la pérdida del progreso de los que los sufren, el empobrecimiento instantáneo de los afectados, el odio engendrado para decenios e incluso siglos, las invasiones injustificadas, y un larguísimo etcétera, perfectamente informado por los medios, no son suficientes para arrancar iniciativas de paz; a veces se echa de menos ciertos periodos de la Guerra Fría, aunque esto pueda ser difícil de asumir por los países ocupados y reprimidos en su día.

Naciones Unidas, otrora protagonista con su secretario general al frente, viajeros permanentes y sujetos en presencia en la mayoría de los diferendos bélicos, parece ahora disuelta en la gravedad de los conflictos, sin iniciativas efectivas, o con un número muy limitado de estas, paliando algún efecto de aquellos sin ser de ninguna forma definitivos.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), con el protagonismo de los vencedores mayoritarios de la Segunda Guerra Mundial ejerciendo su derecho a veto, es más, de hecho, un instrumento de enfrentamiento que un foro favorecedor de la paz, aunque este concepto esté en el frontispicio de la Organización Mundial; cabría preguntarse, después de 79 años de recorrido, si esa composición y reglas de funcionamiento del CSNU son adecuadas para un mundo diferente, en el que han surgido nuevas potencias regionales, alianzas socioeconómicas, coaliciones de defensa mutua, escenarios y tensiones muy variadas.

Las Operaciones de Apoyo a la Paz y Humanitarias, según la doctrina española, o de Mantenimiento de la Paz según la ONU, han dejado de ser un instrumento frecuente y útil, trocándose en operaciones de emergencias internacionales, cuando la situaciones alcanzan niveles intolerables; el fracaso de alguna de ellas, por su larga duración y coste, por su mal planteamiento a veces, por la política inadecuada en ocasiones de algún líder que llama al abandono, y por la dificultad de decidirlas en la propia ONU, se han convertido a menudo en operaciones de contrainsurgencia al no superar el proceso de estabilización.

Tampoco estas operaciones, alguna de más de 20 años de duración, han conseguido sus fines, debiendo abandonar los objetivos primigenios, y sus prestigiosos mandos reconocer su fracaso, después de ingentes gastos de ayuda y funcionamiento, y un rosario de vidas dejadas en su transcurso, incluidas las españolas.

La concepción de un mundo con confianza mutua está fuera de las estrategias de los actores actuales que polarizan el escenario mundial; en otro tiempo, con la visión mutua de una destrucción asegurada erigían tratados y limitaciones, niveles de armamento, medidas de comprobación mutua, posibilidades de sobrevuelo, prohibiciones de acceso al espacio, o nulas capacidades de misil antimisil.

Así los principales tratados que aseguraban un umbral de relación hacia la paz han sido conculcados, abandonados, rechazados e incluso aprovechados, y no se trata solo de una acción de uno de los enfrentados, sino de los dos grandes, los que aseguraban aquellos extremos.

La llegada de nuevos actores internacionales, con crecimiento económico impresionante y con el consiguiente acompañamiento de su poderío militar, ha hecho emerger otro polo de polemicidad en el escenario Indo Pacífico, mediante el forzamiento de la soberanía sobre territorios en litigio, poniendo en peligro la paz una vez más ante las potencias que comparten ese escenario, que se coaligan para hacer frente a esas pretensiones.

La ausencia de líderes que en otro tiempo eran acordes a la situación conflictiva del pasado y que resolvían, promovían y alcanzaban éxitos en ese logro de apagar los conflictos y estabilizarlos, es otra de las carencias de este periodo.

La Unión Europea, en otro tiempo proclive a implementar, vías «low power», iniciativas de apoyo a la paz y humanitarias, con las entonces célebres misiones Petersberg, se ha visto sumergida en sus pretendidas responsabilidades en el apoyo a la maquinaria de respuesta a la agresión rusa en Ucrania desatendiendo aquellos aspectos para los que estaba especialmente preparada; la inmigración descontrolada hacia Europa, aspecto básico para la paz, tampoco ha sido resuelto por esta instancia.

La OTAN, en otro tiempo creadora de puentes Este-Oeste, tampoco ha sabido administrar la situación de la flagrante invasión de Ucrania por Rusia, con iniciativas que suavicen el enfrentamiento, en un conflicto que polariza al mundo y del que posiblemente todos salgan perdiendo.

En estas condiciones de funcionamiento estratégico, ¿A donde vamos?

  • Ricardo Martínez Isidoro es general de División Rdo. y escritor
comentarios

Más de En Primera Línea

tracking