Fuerzas Armadas: valores constitucionales
Consagración militar a la seguridad para la paz que nuestra sociedad admira y agradece. Así, cada Día de las Fuerzas Armadas, el pueblo español se vuelca con sus hijos soldados
«Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional», Constitución española de 1978, art. 8,1.
España es uno de los países más hermosos y de mayor calidad de vida del planeta. Su historia y cultura son un manantial inagotable de sabiduría humanista y existencial. Su gente es familiar e individualista, melancólica y alegre, espiritual y mundana, generosa y envidiosa, trágica y superficial. Sí, España es una nación maravillosa para ser feliz. Y más cuando tiene como norma suprema la Constitución de 1978, instrumento legal y social que posibilita la democracia del Reino de España.
Empero, aunque la voluntad de sus autores fue plasmar en su articulado ideales y valores para asegurar por mucho tiempo la convivencia democrática de los españoles, los defectos y fealdades del pueblo español, la fallida esperanza jurídica de sus creadores de enterrar pasadas divisiones confiando sólo en el texto positivado, y las circunstancias políticas en las que fue originada menoscabaron su propósito de perdurar la fluida convivencia de los españoles allende la historia. Porque los padres de nuestra Carta Magna en su optimista redacción no previeron la tendencia cainita de los españoles ni la envidia individual y colectiva que desde los Reyes Godos tantos desastres ha causado a España en su historia.
Aunque una constitución es la ley fundamental de un Estado, su naturaleza jurídica no implica que sea una norma perfecta e inmutable. Al contrario, se puede asimilar a un ser vivo que, según la evolución y necesidades de la sociedad a la que está destinada y con la que se interrelaciona, puede cambiar lo accidental siempre que conserve lo esencial que conforma su identidad: la unidad territorial, la soberanía y la separación de poderes. Imperfección de cualquier carta magna que requiere leyes e instrumentos jurídicos para que su interpretación y cumplimiento por las instituciones, poderes y ciudadanía se orienten al bien común. Y, sobre todo, para tender a la perfección jurídica y social cualquier constitución por esencia necesita valores, de los cuales el primero siempre es el amor a la patria. No se ama lo que no se conoce, y es fundamental enseñar a la ciudadanía desde la juventud a apreciar y asumir los principios constitucionales de unidad, justicia, cooperación, libertad e igualdad, empezando por el amor a su país.
Así, es una exigencia democrática motivar en los españoles la pasión del amor a España, y por España a su Constitución. Una responsabilidad que implica no sólo a los gobernantes, sino también, a los medios de comunicación, centros académicos, líderes sociales, instituciones y organismos que forjan el ser de España. Un bello compromiso con el pueblo español, quien, a pesar de la envidia y de las tentaciones insolidarias, es bueno, solidario y sacrificado; aunque, según narra la historia, sea capaz de lo mejor y de lo peor. Así, para lograr el bien y evitar el mal, quienes ostentan cualquier compromiso y representatividad públicos tienen el deber de promover en la sociedad los ideales y valores constitucionales para que los españoles amando a España amen su Constitución.
Amor a España y a nuestra Constitución que cada soldado sublima con el sacrificio, generosidad, lealtad, humildad o compañerismo de nuestras Ordenanzas militares. Y al que contribuyen trabajando por el principio clásico que postuló Aristóteles en su tratado Política como exigencia para proteger una comunidad capaz de recibir ley: la seguridad. Encomienda de la defensa de la seguridad interna nacional a la Guardia Civil para mantener el orden social e institucional y, por otra parte, imperativo constitucional en su artículo 8.1 a los Ejércitos y Armada de «garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional».
Consagración militar a la seguridad para la paz que nuestra sociedad admira y agradece. Así, cada Día de las Fuerzas Armadas, el pueblo español se vuelca con sus hijos soldados; las encuestas confirman la institución castrense como la más apreciada por los españoles; el prestigio intelectual, democrático y humanista de mis compañeros militares es respetado por las fuerzas armadas extranjeras y organismos internacionales, al tiempo que supone un modelo común de conducta y usos sociales; por último, su contribución a la convivencia y defensa constitucionales hace que la ciudadanía identifique a sus soldados como protectores de la libertad, propiedad, igualdad y progreso de nuestra nación. Idealismo y operatividad de nuestras Fuerzas Armadas que emanan de los valores de las Ordenanzas militares, de la asunción de la clásica Virtus romana y de la generosidad de quienes dan todo sin pedir nada a cambio por un ideal tan hermoso como necesario: el amor a la patria; y, por amor a España, a nuestra Constitución.
- Alberto Gatón Lasheras es comandante capellán. Doctor en Derecho y doctor en Derecho Canónico.