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12 de septiembre de 2024

DivisaderoAntonio Pérez Henares

Sea libre Venezuela y que nos libre de Zapatero

Fue apenas hace nada cuando Sánchez y él descubrieron que eran almas gemelas. Cuando las dos grandes referencias históricas socialistas, Guerra y González criticaron cada vez con mayor dureza los pactos de Pedro con el separatismo y sus abrazos con Bildu, José Luis vio llegada su oportunidad

Actualizada 04:30

En algún momento, allá por el año 2011 creímos que nos habríamos librado para siempre de él. Su descrédito era tal y había dejado al país en tan lastimosa situación, quebrado, al borde del rescate y con el paro desbocado, mas de 5,5 millones, que se había visto forzado a dimitir y convocar elecciones. El no se presentó, su nombre y ejecutoria política provocaban la más absoluta repulsión. El marrón le cayó a Rubalcaba, el PSOE se desplomó y el PP, encabezado por Rajoy consiguió la mayoría absoluta.

ZP, como marca y ceja, fue por un largo tiempo un apestado, alguien a quien su propio partido prefería no recodar y mucho menos sacar a pasear. En el comienzo de su poder, el propio Sánchez, que en su época no había sido sino un diputado que entró como suplente cuando dejó el escaño Solbes, el que ganó un debate diciendo que no había crisis ni la iba a haber, mantuvo distancia. Zapatero fue siempre muy oferente y entregado a los movimientos de su izquierda mas radical y extremista, en Hispanoamérica y encontró, especialmente en la Venezuela chavista y en particular en Maduro, su gran acomodo y el poder recuperar un lugar al sol.

Pero por España, le costó más. Fue apenas hace nada cuando Sánchez y él descubrieron que eran almas gemelas. Cuando las dos grandes referencias históricas socialistas, Guerra y González criticaron cada vez con mayor dureza los pactos de Pedro con el separatismo y sus abrazos con Bildu, José Luis vio llegada su oportunidad. Se convirtió en su mayor valedor y el sanchismo lo puso en órbita. De la oscuridad a los focos y del ostracismo al estrellato en mítines, entrevistas y tertulias. Y de la misma manera que la traición mas procaz a la palabra comprometida se transformaba en un «cambio de opinión» y la mentira cochina en la 'neoverdad', la herencia de Zapatero pasó a ser un periodo glorioso a reivindicar.

Así ha sido. Lo que ZP comenzó, la apertura de las espitas del odio, «hay que crear mas tensión», el blanqueo de los herederos de ETA, la legalización de Bildu, contra el criterio del Tribunal Supremo, por «su» Tribunal Constitucional, la entrega a las tesis separatistas, «la nación es un concepto discutido y discutible», la asunción como propios de los postulados de la extrema izquierda contra la Constitución y la Reconciliación y la deriva del PSOE hacia una organización caudillista donde el líder supremo ejerce un poder total y está exento de cualquier control, ha sido desarrollado hasta increíbles extremos y ya sin ninguna vergüenza ni pudor por Sánchez.

Pero hay más, recuperada la marca ZP por el sanchismo como máximo emblema y referente, el antecesor era cada vez más percibido como el sucesor. Su nombre, ante la posibilidad siempre latente de un descalabro o un espantón del Líder Supremo, es el que salía cada vez más como una primera opción. Eso, al menos, no dejaba de sonar hasta ayer.

Porque hoy quizás la percepción no sea igual. Puede que la frágil memoria de España no alcance a recordar el absoluto desastre y angustia de aquellos años finales de su mandato 2009-2011 pero su papel en Iberoamérica y en Venezuela le salen ahora al encuentro y lo vuelven a mostrar como lo que fue y ha seguido siendo hasta hoy. Un cómplice durante largos años de los regímenes más dudosos y liberticidas cuando no de plenitud dictatorial, como Cuba o Nicaragua y ahora en total connivencia con la tiranía madurista que ya, con el masivo y grotesco fraude electoral y con la represión feroz y asesina de los ganadores de las elecciones, ha perdido hasta el apoyo de sus mas radicales correligionarios y generado una masiva repulsa mundial.

Su pretendido papel mediador siempre fue una farsa pero ahora se ha quedado con todas las vergüenzas al aire. Aparece como lo que es. Alfombra de dictaduras, palangana de tiranos y un esbirro personal de un Maduro, que ha cometido no solo un inmenso fraude contra su pueblo, sino que lo persigue, lo acosa, encarcela, tortura y asesina. Zapatero es por ello cómplice directo, como conocedor y colaborador de lo sucedido y perpetrado por la tiranía, de la represión y las violaciones de los Derechos Humanos, cometidos por su Régimen. Debería ser juzgado por ello y repudiado por todo demócrata y defensor de la libertad.

Eso es lo que ahora pesa y cae como una losa sobre él. La resistencia heroica del pueblo venezolano es quien señala y descubre su miserable manera de actuar. Los millones de venezolanos que se ven obligados a huir de sus país por la misera y la opresión a que se ven sometidos, los que soportan y aguantan allí con enorme coraje el señalamiento y la persecución, son los testigos de cargo de la acusación. Él ha salido de allí y, enmudecido, se ha ido a Lanzarote, donde veranea también Pedro Sánchez. Sin duda no ha sido para nada ajeno a la posición de nuestro gobierno y a los balbuceos de nuestros ministros. Posiblemente lo seguirá siendo de cómo y con cualquier patraña nos querrán engañar. Pero puede que la heroicidad, porque lo es, de los venezolanos nos salve a nosotros de él. Por lo menos lo han dejado al descubierto. Manchado por el cieno de los tramposos y por la sangre de las víctimas de aquellos a quienes sirve, quizás vaya a ser Venezuela quien nos libre para siempre de ZP.

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