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San Juan Pablo II rezando el rosario

San Juan Pablo II rezando el rosario

¿Por qué es importante para un cristiano rezar el rosario?

«El rosario me ha acompañado en los momentos de alegría y en los de tribulación. A el he confiado tantas preocupaciones y en el siempre he encontrado consuelo» (Juan Pablo II)

El rosario es una de las devociones marianas más antiguas. El origen de esta oración se remonta al siglo X y su pervivencia en el tiempo es una prueba irrefutable de su eficacia a lo largo de los siglos.

Santo Domingo de Guzmán fue el responsable de extender esta práctica en un momento en el que las herejías amenazaban con tambalear la integridad de la doctrina. Como él, muchos han visto el poder de esta oración contra quienes pretendían acabar con la fe de la Iglesia. «Hijos míos, ayudadme a combatir los males de la Iglesia, mas no con las armas sino con el rosario», decía Pío IX.

La Virgen de Fátima se apareció a los pastorcillos de Portugal para confiarles, precisamente, el poder de esta oración. Desde entonces, miles de peregrinos lo rezan con la esperanza de alcanzar las gracias prometidas por la Virgen y llevar a las almas al cielo.

Valor teológico

Aunque muchos encuentren absurdo repetir constantemente las mismas palabras. En realidad se trata de un gesto de amor, y en el amor no cabe la monotonía. La repetición de los salmos o las jaculatorias ayudan a meditar en profundidad la historia de la Redención. Repetir es recordar, actualizar el misterio que se hace nuevo cada día. Esto mismo ocurre en la Liturgia y en la Eucaristía, donde cada día se renueva la entrega de Cristo y la promesa de la Salvación.

Ante la tendencia a infravalorar el significado teológico del rosario, en 2002, Juan Pablo II publicó la Rosarium Virginis Mariae. En esta carta apostólica el papa recuerda el valor cristológico del rosario, que nos ayuda a contemplar los misterios de Cristo a través de la mirada de su Madre.

Decía Pablo VI que «sin contemplación, el rosario es un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en mecánica repetición de fórmulas». Así pues, rezarlo exige un recogimiento especial, una disposición que favorezca la meditación de los grandes acontecimientos de la vida de Cristo.

Estructura

El Rosario está compuesto por veinte misterios que recuerdan momentos decisivos de la vida de Jesús y María. Estos, a su vez, se dividen en cuatro «rosarios».

Misterios del rosario

Misterios del rosario

La oración comienza con la señal de la cruz y se anuncia el «rosario» o los misterios que se contemplan ese día. Cada misterio se compone de un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria. Cuando se han rezado los cinco misterios, se rezan las letanías, que son alabanzas a la Virgen.

Oración por la paz

Además de la contemplación, el rosario, como cualquier otra oración, tiene un carácter de petición. Nos hace «constructores de la paz en el mundo».

San Bernardo de Claraval decía que el rosario es una plegaria a la Madre de Dios, que intercede por nosotros ante Cristo y que nunca abandona las súplicas de sus hijos, tal y como se reza en el Acordaos.

En estos momentos, el mundo está lleno de nuevos desafíos, de constantes conflictos, dictaduras y pobreza. Por eso la Iglesia insiste tanto en reivindicar el poder del rosario. Como decía San Juan Pablo II, ¿por qué no volver a tomar en la mano las cuentas del rosario con la fe de quienes nos han precedido?

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