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El vídeo del sacerdote madrileño Ignacio Amorós

Evangelizadores digitales

El consejo para empezar bien 2025 de un empresario que se hizo sacerdote: «Haz un plan de vida espiritual»

El padre Ignacio Amorós, promotor de la plataforma viral Se Buscan Rebeldes, explica los 6 pasos para trazar un plan que ayude, en 2025, al crecimiento espiritual, la unión con Dios y el servicio a los demás

¿Quién no se ha propuesto empezar el nuevo año con una lista, más o menos extensa, de buenos propósitos? Sin embargo, es fácil que todas nuestras metas y deseos se queden en un plano más bien superficial —ir al gimnasio, aprender un idioma, acostarte antes…— que, incluso aunque logremos alcanzarlas, no supongan un verdadero crecimiento personal, profundo y transformador.

Para lograr que el año nuevo traiga consigo un cambio realmente significativo y cualquiera pueda encarar —y concluir— el 2025 del modo más pleno, hay una herramienta poco conocida pero sumamente útil: el Plan de Vida Espiritual. Esta es la propuesta que ha lanzado el sacerdote madrileño Ignacio Amorós, que trabajó en el área empresarial antes de entrar en el seminario y que es el promotor de la plataforma Se Buscan Rebeldes, que cuenta con casi 200.000 seguidores en Instagram y YouTube.

¿Qué es un Plan de Vida Espiritual?

El Plan de Vida Espiritual es, según explica Amorós en un video que en solo tres días supera las 17.000 visualizaciones, «un compromiso personal y decidido con Dios, que se traduce en hábitos concretos de oración, trabajo y servicio a los demás».

Toda una hoja de ruta espiritual que, sin caer en el voluntarismo ni dejar a la persona abandonada a sus solas fuerzas, «nos ayuda a orientarnos en la vida cristiana, enraizándonos en la oración y los sacramentos», ante todo por el contacto «con la gracia de Dios» a la que se suman «nuestras capacidades naturales».

Entender en qué y por qué fallamos

Tal y como señala Amorós, un Plan de Vida Espiritual es «un programa detallado para la vida, que sea realista, y que se direccione hacia el encuentro constante con Dios». Además, permite «entender el propio pasado y descubrir qué nos lleva inevitablemente al fracaso y a la tristeza» y también en qué ocasiones «corremos el riesgo de caer en la rutina y perder el foco».

Así, cuando avanza el año y las prisas, la rutina y las presiones del mundo nos cercan, esta brújula permite volver a encontrar el rumbo hacia la coherencia de vida. De hecho, estas pautas están presentes, de un modo más o menos explícito, en las enseñanzas de santos como san Pedro Poveda, san Josemaría Escrivá o el propio san Pablo.

Seis pasos

Para crear «un plan de vida espiritual equilibrado y realista, que te permita ir creciendo cada día en virtud y en unión con Dios», Ignacio Amorós propone definir, más que buenos propósitos generales, «un horario o plan para cada jornada», que incluya:
  1. Momentos de oración diaria, fijando incluso la hora, para propiciar el diálogo personal con Dios.
  2. El tiempo dedicado al trabajo o al estudio cotidiano, para que la rutina se convierta en ocasión de crecimiento espiritual.
  3. Espacios para cuidar la salud o hacer deporte, al menos semanalmente, para cultivar la constancia y «dar gloria a Dios».
  4. Participar en la Eucaristía, y asistir a actividades cristianas en la parroquia o en algún grupo o movimiento, para cuidar la dimensión comunitaria de la fe.
  5. Establecer las obras de caridad que queremos fortalecer, incluso definiendo las personas concretas con quienes queremos ser particularmente caritativos.
  6. Definir una serie de prácticas de piedad que más nos motiven para mantener la presencia de Dios, como por ejemplo el rezo del rosario de camino al trabajo, ponerse una alarma para rezar el ángelus, o incluir algún día la coronilla de la Divina Misericordia.

Revisarlo «con un entrenador personal»

Además, para «fijar las prácticas» y llevarlas a buen puerto, Amorós recomienda «apuntarlo todo en una libreta» y acudir a la dirección espiritual con frecuencia.

«El acompañamiento o la dirección espiritual es de gran ayuda para hacer un plan de vida espiritual equilibrado, realista, sin caer en el exceso de normas de piedad, ni tampoco en la relajación», recuerda, porque supone algo similar a «tener un entrenador personal que te ayudase si quieres empezar a hacer ejercicio».

Detallado, no pelagiano

Con un matiz que diferencia este plan de cualquier otro buen propósito que nos planteemos para 2025: el Plan de Vida Espiritual no debe caer en el pelagianismo, que cifra la salvación en el esfuerzo y el sacrificio de la persona, sino que es imprescindible recordar que «cada situación personal es única, así que el plan no ha de convertirse en normas rígidas y obligaciones agobiantes, sino que debe ser un itinerario flexible que nos lleve a tener unidad de vida y a vivir en unión con Dios».

Y concluye: «El fin del Plan de Vida Espiritual es vivir el amor y la unión con Dios, no solo el cumplimiento exacto del plan». ¿Puede haber mejor propósito para este 2025?

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