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Durante la Cuaresma también se puede rezar por las lamas del Purgatorio y por los seres queridos

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Las cinco maneras en que los cristianos se ayudan a llegar al Cielo

Durante la Cuaresma, también se pueden ayudar los cristianos de la Iglesia peregrina en la tierra y los cristianos que peregrinan hacia la gloria eterna

La Cuaresma también es un tiempo propicio para tomar conciencia de la comunión entre los cristianos de la Iglesia peregrina en la tierra y los cristianos que peregrinan hacia la gloria eterna.

La Iglesia no se cansa nunca de ofrecer la posibilidad de la salvación que proviene del Señor para todos aquellos que lo reconocen.

Ofrecer una eucaristía

Si se extraña a alguien por quien ya no se puede hacer nada; o que te ha ofendido y no te sientes capaz de perdonarlo. Si eres consciente de quién te hace daño y se comporta como tu enemigo, buscando tu mal, ofrece una misa por ellos.

El poder salvífico y la gracia de la eucaristía es infinito, ya que es el mismo Cristo quien se entrega a los fieles.

Sábados de todas las almas

La Iglesia Católica oriental no celebra la fiesta de los Fieles Difuntos el 2 de noviembre, sí lo hace, en cambio, los sábados de todas las almas durante la Cuaresma; tiempo en el que reza por todos los fallecidos para que alcancen la visión beatífica.

Vía Crucis por las almas del Purgatorio

El catecismo de la Iglesia católica señala que aquellos «que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo» (1030). La Iglesia llama «purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados». Es un gesto de ternura hacer todo lo posible para que estas almas alcancen para siempre al Señor.

Sábados de reparación

Según el consejo de la Virgen de Fátima, los primeros sábados de cinco meses consecutivos, debemos confesar y comulgar, rezar los cinco misterios del rosario y meditar durante quince minutos sobre tales misterios; todo esto con el propósito de reparar al Inmaculado Corazón de María por los pecados de los hombres. También se puede practicar la devoción los cinco primeros sábados la Cuaresma.

El auxilio de San José

El papa León XIII puso esta oración como colofón de la encíclica Quamquam pluries, el 15 de agosto de 1889. Patrono de la Iglesia, san José puede ayudar en todo tipo de pruebas con su «constante patrocinio» para «vivir y morir santamente». La oración dice así:

A ti, bienaventurado san José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de tu santísima esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio. Con aquella caridad que te tuvo unido con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades. Protege, oh providentísimo Custodio de la divina Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; aleja de nosotros, oh padre amantísimo, este flagelo de errores y vicios. Asístenos propicio desde el cielo, en esta lucha contra el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo libraste de la muerte la vida amenazada del Niño Jesús, así ahora defiende a la santa Iglesia de Dios de las hostiles insidias y de toda adversidad. Y a cada uno de nosotros protégenos con tu constante patrocinio, para que, a ejemplo tuyo, y sostenidos por tu auxilio, podamos vivir y morir santamente y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén.

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