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El Vaticano valora la aplicación de la nueva normativa para las nulidades matrimoniales.GTRES

Inmadurez y no querer hijos, los motivos por los que más se declara la nulidad del matrimonio

Los Tribunales Eclesiásticos buscan cómo acelerar los procesos de nulidad y abaratarlos en una sociedad con muchas rupturas matrimoniales

Más de 200 expertos en Derecho Canónico y miembros de tribunales eclesiásticos se dan cita estos días en Roma para valorar la aplicación de la nueva normativa para la nulidad matrimonial aprobada por el Vaticano en 2015. La inmadurez de muchos contrayentes, que no asumen un compromiso para toda la vida, y la negativa a tener hijos son las dos principales causas para declarar nulo un matrimonio en la Iglesia Católica.

El hecho de que vivamos en una sociedad con muchas rupturas matrimoniales lleva a que haya más personas que reciben el sacramento matrimonial sin la mentalidad precisa, sin un claro compromiso ante Dios. Inés Llorens, profesora de Derecho Canónico en la Universidad de la Santa Cruz de Roma, asegura que «hay muchos jóvenes que en la preparación matrimonial no entienden lo que significa una entrega total, para toda una vida, porque es algo que no han vivido en su entorno» y es un factor que puede terminar con sentencia de nulidad.

También supone un auténtico problema, y causa de nulidad muy frecuente, el hecho de que alguno de los cónyuges no estuviera abierto a la natalidad en el momento del matrimonio. Se trata de otro factor cultural muy extendido en los países occidentales, donde las mujeres cada vez tienen menos hijos y no hay un entorno acogedor para las familias numerosas.

Esta profesora de Canónico asegura que se aprecia un claro esfuerzo de las diócesis por acelerar los procesos y abaratarlos, tal y como ha pedido en Papa Francisco con insistencia. Una realidad que parte del hecho de que hoy día no sea precisa una doble sentencia, tal como ocurría antes de 2015. El desafío está en la falta de formación de personal especializado y, en algunas diócesis, en la falta de recursos económicos para mantener suficiente personal cualificado.

Se han abordado también los trastornos de personalidad y su diagnóstico. Un tipo de patologías que cada vez están más presentes en los procesos canónicos

Inés Llorens considera que el principal reto en los procesos matrimoniales «está en la formación de quienes trabajan en los tribunales eclesiásticos». Hace falta estar al día de la nueva normativa y tener capacitación profesional para poder aplicarla. Un esfuerzo en el que las diócesis de Europa y norte de América llevan la iniciativa, mientras que en los países menos desarrollados aún encuentran dificultades para aplicarlo.

Ir a las causas

Algo que muchas veces es preciso aclarar a los fieles es que la nulidad matrimonial no tiene nada que ver con un divorcio. «En la nulidad se declara que hubo un defecto que hizo que nunca se diera un matrimonio entre las dos personas. Se declara que ese sacramento, pese a las apariencias, nunca existió», asegura la profesora Llorens.

El Vaticano no solo ha querido mejorar los procesos, sino ir a las causas de estos defectos formales que arruinan un matrimonio. Por eso, en el último año el Dicasterio para los Laicos ha publicado unos itinerarios de catequesis sobre el matrimonio. Son orientaciones pastorales para mejorar la preparación de quienes quieren casarse en la Iglesia. Aportan propuestas prácticas para antes del enlace, pero también para un seguimiento de las parejas que contribuya a la estabilidad del matrimonio.

En el curso de este programa de formación permanente para operadores de tribunales eclesiásticos, celebrado en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, se han abordado también los trastornos de personalidad y su diagnóstico. Un tipo de patologías que cada vez están más presentes en los procesos canónicos.

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