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Benedicto XVI, contempla un lago

Benedicto XVI, contempla un lagoGTRES

La homilía inédita de Benedicto XVI, publicada a un año de su muerte: «San José no era un soñador»

Las Memores Domini, las consagradas que cuidaban de Benedicto XVI en el monasterio Mater Ecclesiae, grababan y transcribían todas sus homilías, que han sido recogidas en un libro

Poco después de su renuncia, Benedicto XVI dijo que «en san José el Antiguo Testamento se convierte en Nuevo». Así lo afirmó en una homilía de Adviento en el año 2013 que pronunció de forma privada. Esta, junto con otras 30 que enunció durante sus años de Pontificado y más de cien escritas tras dejar la sede de Pedro, han sido recogidas en un libro inédito que ha sido dirigido por Federico Lombardi, el sacerdote jesuita que ha sido responsable de comunicación de la Santa con los últimos tres Papas. La homilía de la que forma parte el extracto anterior está dedicada a san José y fue publicada tanto por el dominical alemán Welt am Sonntag, vinculado al diario Die Welt, y L’Osservatore Romano el día de Navidad.

Las Memores Domini, las consagradas que cuidaban de Benedicto XVI en el monasterio Mater Ecclesiae, grababan y transcribían todas sus homilías. Estas han sido recientemente entregadas al albacea del testamento de Ratzinger, el que fuera su secretario personal Georg Gänswein. Él mismo las ha entregado al dicasterio de la Comunicación para su publicación.

Con sus palabras, el Papa teólogo destaca de san José su «sensibilidad a Dios, su capacidad de percibir que Dios le habla», aunque sea en sueños. Pero, continúa Benedicto XVI, «san José no era un soñador», sino «un hombre práctico y sobrio, un hombre de decisión, capaz de organizarse». La homilía continúa con los retos que tuvo que afrontar el padre putativo de Jesús: «Encontrar en Belén un lugar digno para el nacimiento del Salvador, organizar la huida a Egipto y encontrar un lugar donde dormir cada día»; que le exigieron ser «un hombre práctico, con sentido de la acción, con capacidad para responder a los desafíos».

Ratzinger hace mención especial a la relación con la ley que encarna José, a quien los evangelistas llaman «justo». De esta dice que es «un peligro y al mismo tiempo una promesa» porque, para el Papa emérito, puede ocurrir que observar los mandamientos «no nazca de una relación personal con Dios». En este caso, «el hombre permanece en sí mismo, busca perfeccionarse, ser perfecto». El objetivo es entender la ley como «expresión de la voluntad de Dios, en la que Dios me habla y yo hablo».

Es así como José entiende la Torá, dice Ratzinger. «No simplemente como la observancia de unas normas, sin como una palabra de amor, una invitación al diálogo con Dios». Como él, «hoy un cristiano puede llegar a una actitud en la que la religión sea vista como un paquete de reglas, prohibiciones y prescripciones». Concluye su homilía Benedicto XVI afirmando que esto implica que «debemos superar siempre de nuevo este peligro y encontrar a la Persona, y en el amor a la Persona, el camino de la vida y la alegría de la fe».

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