
Las fresas sufren un deterioro rápido si no se conservan en las condiciones adecuadas
Alimentación
Este es el truco para evitar que salga moho en las fresas y alargar su conservación
La aparición de moho en las bayas es un síntoma de mal almacenamiento, condiciones de temperatura muy altas y madurez en el fruto. Para evitarla bastará con probar esta técnica de terapia con calor
Las fresas están en plena temporada y su sabor intenso y versatilidad en la cocina hacen que sea un auténtico placer disponer de ellas en los supermercados. Sin embargo, tanto las fresas como otros frutos del bosque son difíciles de conservar debido a su corta duración en buen estado. El moho se apodera rápidamente de las frutas e imposibilita su consumo después de unos días en la nevera.
La razón de la pronta salida de moho en estas frutas es que las esporas del hongo se encuentran en todos lados y pueden ser transportadas por el aire o el agua y vivir en el suelo de los campos de cultivo. Es común, por tanto, que las flores y los frutos de las bayas queden infectadas por el moho, aunque quedará latente hasta que la maduración haya alcanzado su punto álgido en el fruto.
Son frutas muy perecederas—alrededor de siete días de vida media vida si se conservan a temperaturas adecuadas—y con una membrana muy fina que las hace sensibles a magulladuras y a hongos; además de costarles mantenerse en un estado apropiado en condiciones de humedad. Asimismo, la temperatura es un factor clave en la duración de las fresas: cuanto más elevada es, más se reblandecen y más posibilidad habrá de que aparezcan hongos.
Pero existe un truco mediante el cual retrasar la aparición de moho en las fresas y otras bayas, y consiste en la termoterapia. Esta técnica la explica en su cuenta de TikTok @soycienciaycocina el cocinero Heinz Wuth, y consiste en sumergir las fresas al comprarlas en agua muy caliente para así a eliminar cualquier microorganismo que quede en su superficie, que desencadenará en moho. La temperatura del agua deberá oscilar entre los 50 y 60 grados, y se deberán mantener cubiertas durante unos 30 segundos.Un paso imprescindible será luego meterlas en agua fría para frenar en seco el efecto del calor y evitar de esta forma que se pongan blandas y pierdan la textura fresca. También habrá que secarlas con cuidado para quitar cualquier excedente de humedad y ayudará si al meterlas a la nevera se almacenan sobre un papel de cocina y se meten en un recipiente hermético.