Cómo funciona el test del habla, el método para medir la intensidad del ejercicio
En caso de que no dispongamos de dispositivos que nos midan las pulsaciones, existen otras fórmulas
Aquellos que suelen hacer running suelen llevar consigo un pulsómetro o un reloj inteligente que les mida la frecuencia cardíaca. Se han convertido en un elemento básico a la hora de hacer deporte porque así somos conscientes de cuándo estamos forzando la máquina.
Pero en caso de que no tengamos esos aparatos o se nos olviden, existen otras fórmulas para saber cuál es la intensidad del ejercicio. Se trata, por ejemplo, de la Escala de Borg, que consiste en medir la sensación de esfuerzo según una escala del 0 al 10 con la ayuda de los dedos de las manos. Pero sin duda la más conocida es la prueba del habla, mucho más utilizada en el pasado, pero que ha ido perdiendo relevancia precisamente en favor de esos aparatos tecnológicos.
Esta consiste, en términos generales, en poder mantener una conversación fluida mientras se realiza el ejercicio. Es la forma más rápida de conocer cuál es el nivel de intensidad que estamos realizando debido a la relación existente entre el habla y el esfuerzo físico, ya que ambos dependen de la frecuencia cardíaca y respiratoria, tal y como se explica desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Por tanto, cuanto más intenso sea el ejercicio físico, más complicado será mantener una conversación. Cuando las frecuencias cardíaca y respiratoria se incrementan, se impide el paso de oxígeno para emitir el habla a través del aparato fonador. De esta forma, se podrá identificar la intensidad siguiendo tres parámetros:
- Ritmo suave: se puede hablar con alguien durante un largo período de tiempo, ya que la frecuencia cardíaca se sitúa al 50% de la máxima.
- Ritmo medio: no es posible mantener una conversación fluida, puesto que es necesario hacer pausas para coger aire. En este caso, la frecuencia cardíaca es del 70%.
- Rimo alto: no se puede hablar. Es el momento de máximo esfuerzo, cuando la cara se enrojece, el sudor es abundante y la respiración jadeante.
Esta técnica es muy útil sobre todo para los principiantes, puesto que así irán conociendo su cuerpo y las diferentes respuestas del mismo ante el esfuerzo. Sin embargo, aquellos corredores más experimentados también pueden hacer uso de la misma para conocer en qué punto se encuentran.
En caso de no tener compañero con el que salir a correr, no pasa nada: este método consiste en medir la capacidad de poder hablar, puedes hacerlo por teléfono o contigo mismo –aun a riesgo de que el resto de corredores o viandantes te miren raro–.