
Carmen Calvo, Begoña Gómez y Nadia Calviño
Cinco años del estallido de la pandemia
Las dos caras de la moneda ante los primeros casos de la covid: Italia cerraba el país, España ideaba el 8-M
Irene Montero no acudió a la reunión del Consejo de Ministros posterior a la manifestación porque había dado positivo tras la manifestación a la que también acudió Begoña Gómez
Hace algo más de cinco años se confirmaron en España los primeros casos de coronavirus. Un alemán que se encontraba de vacaciones en La Gomera fue ingresado y aislado en el Hospital Virgen de Guadalupe de la isla por un posible contagio de la covid. 19 días después, Codogno, un pueblo de Italia situado en Lombardía, amanecía como el primer foco autóctono de la zona. El desconocido patógeno había entrado en Europa. Sin embargo, unos supieron actuar mejor que otros. Mientras el país mediterráneo cerraba sus territorios, el Gobierno de España ignoró los avisos y decidió cómo llevar a cabo el 8-M.
Un día después del primer contagio reportado en España compareció Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, y explicó que el paciente presentaba «un cuadro leve». No le dio importancia, ya que se trataba de «casos aislados», y permitió que se siguiera haciendo vida normal. Una situación distinta a la que se enfrentaban los vecinos de Lombardía, donde el 21 de febrero, el ayuntamiento del pueblo afectado decretaba los primeros cierres para evitar contagios entre ciudadanos.
Mientras Pedro Sánchez no tomaba las medidas necesarias, varios sanitarios alertaban de misteriosos fallecimientos por una neumonía bilateral grave que no respondía al tratamiento. No fue hasta el 25 de febrero que España empezó a mirar con aire preocupado a su vecina Italia. Días después, Madrid confirmaba el primer contagiado por el virus. El confinamiento ya llamaba a la puerta de los españoles.
En Italia, la situación fue muy distinta. Mientras los primeros cementerios se llenaban, las llamadas de ayudas se quintuplicaban y los hospitales de toda la comarca no lograban «responder a todas» –según confirmaron fuentes a Efe–. Al ver lo sucedido, el Gobierno italiano decidió cerrar primero el pueblo de Codogno y, días después, el 9 de marzo, al ver que el territorio entero se contagiaba, ordenó el confinamiento. Ningún ciudadano podría salir de sus casas.Entró entonces una semana y un mes crucial para el Gobierno de Sánchez. El 8 de marzo se celebraba su masiva manifestación del 8-M. En este encuentro, donde la ignorancia predominaba sobre la realidad, se podían leer pancartas con lemas como «mata más el machismo que el coronavirus». Todo esto fue posible gracias a Sanidad, que había descartado una explosión de casos en España.
Tras el rechazo inicial y restarle importancia a lo que estaba sucediendo, el Consejo de Ministros se reunió días para decidir sobre el futuro de nuestro país. Irene Montero no acudió a la reunión, ya que había dado positivo por coronavirus. También se contagió Begoña Gómez, mujer del presidente del Gobierno.
Cuando nuestros vecinos italianos llevaban ya cuatro días viviendo los horrores de la pandemia, Sánchez compareció ante los medios de comunicación para anunciar una de las medidas más desconocidas para todos los ciudadanos: el confinamiento domiciliario, que fue acompañado de la prohibición de los desplazamientos y de toda actividad no esencial.
Dos meses después, el 4 de mayo de 2020, Italia relajaba su largo confinamiento y permitía que los trabajadores regresaran a sus puestos. España esperó unos días más. El 26 de mayo, abrió todos sus bares y también permitió el regreso a las oficinas. La covid no se había contenido, pero el verano y las vacaciones estaban a la vuelta de la esquina. Meses después, se produjo un nuevo estallido de casos, lo que contrastaba con la situación de Italia, que, gracias a la rapidez de sus dirigentes, pudo retomar la normalidad mucho más rápido que nosotros.