García Montero se propone enseñar asturiano en el Cervantes, cuya función es promover y enseñar el español

Antón García, de profesión escritor y traductor en lengua asturiana y actual director de política linguística del Principado, ha dicho que el gobierno de la comunidad, presidido por el socialista Adrián Barbón, va a solicitar que se impartan clases de asturiano en el Instituto Cervantes. Por otro lado (o por el mismo), el director de la institución pública, Luis García Montero, nombrado por el Gobierno de Pedro Sánchez, ya ha anunciado que «está dispuesto a impartir dichos cursos».

Pues ya estaría. El poeta y gestor político cultural gaditano ha apuntado que esta iniciativa se corresponde con un «mandato» de 2014, en el que se aprobó «la difusión de culturas y lenguas del Estado español», y eso que la llingua no es una lengua oficial del Estado español. Claro que también ha puntualizado que el «mandato» no distingue entre lenguas oficiales y no oficiales. La diversidad ha llegado al Instituto Cervantes y a la lengua española, que ahora viaja por el mundo como un gran cetáceo rodeado de huéspedes tan pequeños como la llingua, además del catalán, el euskera y el gallego como lenguas oficiales.

En su propia definición, el Instituto Cervantes dice: «El Instituto Cervantes es la institución pública creada por España en 1991 para promover universalmente la enseñanza, el estudio y el uso del español y contribuir a la difusión de las culturas hispánicas en el exterior...». No parece que el estudio de la llingua (ni del catalán, el gallego y el euskera) esté dentro de la idea de la promoción universal de «la enseñanza, el estudio y el uso del español».Y mucho menos cuando expresamente va a dedicar sus esfuerzos a exportar la citada llingua por el mundo, como en la próxima Feria de Arte de Shangai, financiada por el Cervantes.

Un viejo objetivo del socialista presidente de Asturias, Adrián Barbón, y su cruzada por el bable, la «lengua inventada» que solo habla un 3% de los asturianos. Es decir, el Instituto Cervantes, institución «creada por España en 1991 para promover universalmente la enseñanza, el estudio y el uso del español» ahora va a destinar sus recursos públicos, de todos los españoles, para difundir la enseñanza de una lengua no solo minoritaria, sino más que residual, con el acuerdo previo y total de todos los implicados: el Gobierno de España, el Gobierno de Asturias y el Instituto Cervantes, cuyos responsables han organizado un nuevo cambalache institucional.