
Irene Vallejo
‘El inventor de viajes’: Un viaje fantástico, donde el mito y la imaginación tejen una historia cautivadora
Homenaje a la literatura clásica envuelto en aventuras desbordantes narradas con un estilo brillante y evocador. Irene Vallejo nos transporta a un universo de imaginación sin límites: una joya para lectores de todas las edades
En su labor de divulgación del mundo clásico, Irene Vallejo Moreu recupera y acerca a los jóvenes lectores diversos autores y figuras de la antigüedad grecolatina. La ensayista y novelista zaragozana, Premio Nacional de Ensayo 2020 por su magnífica obra El infinito en un junco, es una de las mayores propulsoras y defensoras del mundo clásico en la actualidad. Ya lo conseguía con los adultos a través de sus artículos periodísticos, en los que no falta nunca un mito, un filósofo, un pensamiento griego o romano; ahora también ha llegado al mundo infantil, con este cuento que emociona por su prosa sencilla y cercana.

Ilustraciones de José Luis Cano. Siruela (2024). 78 páginas
El inventor de viajes
Se trata de un libro bellamente editado por Siruela. Es bello al tacto, a la vista y al oído, el susurro y la calidez propia de una historia contada antes de dormir, acompañada por el sonido de las olas del mar. Es bello por sus coloridas y llamativas ilustraciones, con colores intensos, brillantes y divertidos, con formas geométricas singulares y dinámicas, en alusión directa al arte antiguo de la época. Estas creaciones son obra del también zaragozano José Luis Cano, hijo ilustre de la ciudad, tan humorísticas y frescas como el relato al que acompañan.
Afirmó Irene en la presentación del libro que esta historia nació con la idea de comunicarse con su hijo pequeño, recién nacido, que pasó de su vientre a la incubadora del hospital. Sabemos, asimismo, que se trata de un homenaje al mundo del libro, a una cultura que merece continuar viviendo.
Al igual que Cervantes quiso parodiar los libros de caballerías y nos legó su mejor obra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, Luciano de Samósata, con muchos siglos de anterioridad, escribió una sátira burlesca de los estrafalarios libros de los navegantes que narraban sus aventuras por el ancho mar. La obra del clásico grecorromano, Historias verdaderas, fue quizá la precursora de las novelas de ciencia ficción, y también la base de este cuento narrado por Vallejo, fiel a la historia del clásico, que acerca a nuestros oídos todo un mundo de ricas sensaciones gracias a sus coloridas descripciones: el mar plateado, el aire celeste, el atardecer carmesí, los tronos de plata y alabastro, los países brillantes de más allá de los mares. Descripciones que, personalmente, recomiendo leer en voz alta por el puro placer sonoro que brindan.La protagonista del relato es una mujer intrépida, valiente y curiosa, que desea surcar el océano de Occidente para conocer los lejanos pueblos. Se convierte así la obra en un canto al mundo de la fantasía, aquella que hace volar la imaginación y que parte de una divertida y paradójica premisa que pone al lector sobre aviso: «solo te diré la verdad una vez, al confesar que miento». A partir de aquí, la narradora y protagonista, acompañada de una heroica tripulación de hombres, también curiosos, y un capitán de cejas espesas y larga barba de viejo lobo de mar, comienza su viaje atravesando los mares.
Con una desbordante imaginación, siempre fiel al relato original, nos detalla con un belleza atractivo lenguaje sus encuentros y batallas con seres singulares y disparatados como los pestilentes ajoguerreros, las batallas sin tregua entre los cabalgabuitres y los cabalgahormigas, los guerreros enemigos ataviados con espárragos como lanzas, corazas de cacahuete y setas de escudo, así como las extravagancias con las que se va encontrando allende los mares, como la isla de corcho, cuyos habitantes flotan en el agua; la isla de queso que tardan cinco días en comerse; el mar de leche; y sus venturas y desventuras en el vientre de una ballena, en la que cultivan su propio huerto, viven del fruto de los árboles y luchan contra los cabezatunes. Pasan por la Isla del Sueño, gobernada por Hipnos, poblada por sueños alegres, pero también por pesadillas. Y no se libran de los ataques de los piratas, protagonizados por los terribles enemigos calabazapiratas y nueznautas.
El mundo de las guerras, presente desde el inicio de la humanidad y narrado sin cesar desde el origen de la literatura, aparece aquí contado con gracia y diversión, con un tono hiperbólico y desmesurado y recursos propios de la narrativa oral de la antigüedad. Percibimos la captatio benevolentia en el continuo diálogo que mantiene la narradora con el lector, al que trata como si fuera el creador de su propio viaje, con sus interrogaciones retóricas y repeticiones de descripciones, que recuerdan a los epítetos épicos de la literatura medieval. De esta forma contagia al lector su insaciable curiosidad por conocer otras tierras y otras gentes.
Como el rey Midas, que todo lo que toca lo convierte en oro, Vallejo transforma en puro lirismo todo lo que escribe. Nos regala en este cuento una preciosa prosa poética que puede gustar a todo tipo de lector, a quien hace soñar y disfrutar de nuevo de la infancia, del mundo de las fábulas y la fantasía. En palabras de Luis Alberto de Cuenca, nuestra autora «convierte en pasto bendito» cualquier fragmento de la literatura clásica, acercándolo con frescura a cualquier lector del siglo XXI. En definitiva, es un libro que recomiendo para todas las edades, mejor si es en lectura compartida, de padres a hijos, de abuelos a nietos. Todos ellos podrán disfrutar por igual.